Pensamiento japonés

Kokoro, ¿la novela japonesa más célebre del siglo XX?

Kokoro (心) es una palabra de difícil traducción al español. Su profundo y complejo significado enlaza varios conceptos e intenta transmitir un sentimiento único. Representa el sentir abstracto de todas las cosas, una emoción profunda que alberga un cierto tono de melancolía. Pero Kokoro es, también, la obra insignia del celebrado autor japonés Natsume Sōseki. La relevancia social, espiritual y psicológica de esta novela la ha llevado a ser una de la lecturas más frecuentes para los japoneses, además de convertirse en todo un símbolo internacional de la literatura Meiji: aquella que marcaría el inicio de la modernidad en Japón.

kokoroKokoro (こころ)

Autor: Natsume Sōseki

Editorial: Impedimenta

Traducción: Yoko Ogihara, Fernando Cordobés

Formato: Papel (Rústica)

Año: 1914 (JP), 2014 (ES)


Vive en algún lugar de Tokio. Es un hombre casado, del que no conocemos su edad, aunque podemos deducirla por su manera de hablar sobre la vida, por sus observaciones sobre la gente. Sin lugar a dudas es un hombre con una vida complicada a sus espaldas; aunque lo que jamás esperaba es la profunda amistad que trabaría con un joven estudiante de provincias.

Las flores de las camelias, que hasta hacía poco lo inundaban todo con su intenso carmesí, se habían marchitado ya. A Sensei le gustaba contemplarlas desde el cuarto de estar.

— No es que no confíe en ti, es que no confío en la humanidad en su conjunto. […]

— ¿Quiere decir que ni siquiera confía en su mujer?

Sensei pareció incómodo por mi pregunta. Evitó dar una respuesta clara.

— Ni siquiera confío en mí mismo, por eso no puedo confiar en los demás. Y yo soy el único culpable de ello.

El protagonista de Kokoro —del que no se conoce el nombre— es un símbolo de juventud, de inocencia. Ha nacido en el Japón de la Era Meiji, un periodo complicado, lleno de contradicciones: las férreas tradiciones japonesas chocan frontalmente con la modernidad, traída por las potencias occidentales. Cuando conoce a Sensei su vida cambia por completo. De vez en cuando acude a su casa de visita; es su compañía más profunda allí, en la metrópoli de Tokio, lejos de su familia.

La mentalidad de Sensei es fascinante. Se mueve entre el escepticismo y el espiritualismo, entre la frialdad y la ternura. Es un hombre profundamente abatido por un pasado que está por desvelar: juzga a la humanidad en su conjunto de manera demoledora, frente a la perplejidad —convertida en curiosidad— de su interlocutor, el joven protagonista.

De la curiosidad del protagonista y de la angustia vital de Sensei surge una relación difícil de clasificar. El apodo de «Sensei» (en japonés, «maestro») es sólo una aproximación de cómo el joven percibe este nexo. Sensei no pretende enseñar cosas al protagonista —y por extensión, al lector— sólo trata de expresar sus sentimientos, su kokoro, para que de ahí se extraigan las enseñanzas convenientes.

Mientras tanto, el joven estudiante se enfrenta a su futuro: sus estudios, la relación con su familia y la comprensión de la muerte. Sus padres viven en un pueblo rural, alejado del mundanal ruido, que nunca conoció la experiencia cosmopolita que su hijo ha empezado a vivir. Pronto, el padre del protagonista sufrirá de una enfermedad renal que supondrá un punto de inflexión en los quehaceres del joven.

Al moverse en un plano tan abstracto, el kokoro, la novela tiene una cantidad de matices e interpretaciones muy amplia. El trasfondo de la historia del protagonista, por una parte, y de Sensei, por otra, confluyen en una concepción de la humanidad. Sōseki retrata a través de sus personajes el egoísmo implícito en el ser humano; lo miserables que pueden llegar a ser las personas según las circunstancias. La enfermedad, la muerte y el dinero son temas claves en la obra.

No es Kokoro una novela que hable con superioridad moral, ni tampoco es deliberadamente negativa respecto a la condición humana. Simplemente es realista. Presenta una historia totalmente verídica, hasta cierto punto común, pero con una capacidad de reflexión brillante. La narrativa de Sōseki alcanza un nivel de sofisticación intachable, capaz de plasmar de un significado trascendente cada página. Y de fondo, el Japón de la Era Meiji, tocando ya su fin, da un significado también histórico muy importante a la obra.

Además, para qué negarlo: Sōseki es un maestro de la pluma. Eso implica que no sólo es un buen observador y creador de historias. Tiene un don para mantener al lector totalmente pegado a la novela. Y, en el caso de Kokoro, firma una novela que necesita de más de una lectura para comprender y absorber todo lo que lleva oculto en cada una de sus palabras. La literatura japonesa alcanza aquí un exponente máximo de expresividad.

Natsume Sōseki demuestra en Kokoro su excepcional habilidad para crear historias. Historias que son testimonios de vida, que conforman una concepción de la condición humana. Ésta es una novela cruda, producto de un alma atormentada, pero que también arroja algo de luz. Como una de las obras más discutidas, interpretadas y polémicas de la literatura japonesa, Kokoro es de una influencia indiscutible sobre el Japón de la actualidad. Gracias a esta nueva edición y traducción de Impedimenta, que coincide con el centésimo aniversario de la obra, podemos disfrutar de manera inmejorable de Kokoro.

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