Siempre comprometida con cuestiones sociales, Sawako Ariyoshi, en su novela Las dos rivales, llama la atención sobre la condición de la mujer en esta historia, ambientada en época Edo y protagonizada por dos mujeres enfrentadas que pugnan entre sí por no perder su lugar o mantener su hegemonía en sus respectivos roles familiares, si bien la narración va más allá de las relaciones interpersonales para resaltar la precariedad de la situación femenina en la sociedad.
La autora
Sawako Ariyoshi nació en Wakayama el 20 de enero de 1931 y pasó parte de su infancia en Indonesia. En 1941 regresó a Tokio, aunque pronto se trasladó a Wakayama para vivir con su abuela, en un intento por huir de los bombardeos que asediaban la capital. Tras la guerra, la familia regresa a Tokio. Allí, ingresó en la Universidad Cristiana de la Mujer de Tokio para cursar estudios de literatura y teatro, de la que se graduó en 1952. Ya durante esta época estudiantil, Ariyoshi comenzó a publicar relatos cortos para diversos periódicos. Más tarde, en 1959, se trasladaría a Estados Unidos, donde ingresó en el Sarah Lawrence College de Nueva York. Tras permanecer en esta institución durante un año, Ariyoshi, además de unirse a una compañía de danza, trabajó para una editorial y prosiguió su labor creativa como escritora de relatos y artículos periodísticos.
En cuanto a vida privada, Ariyoshi contrajo matrimonio en 1962 con Jin Akira, aunque los cónyuges se divorciaron en 1964, y tuvo una hija, Tamao Ariyoshi. Finalmente, Sawako Ariyoshi falleció el 30 de agosto de 1984 por un fallo cardíaco a la edad de cincuenta y tres años.
Desde muy joven, Sawako Ariyoshi mostró interés por las artes escénicas y la literatura y se destacó como prolífica escritora de cuentos, aunque serían sus novelas las que le reportarían mayor fama y reconocimiento, refrendado por varios galardones literarios. Fue nominada al Premio Bungakukai para Escritores Noveles y al Premio Akutagawa por su obra Jiuta, así como al Premio Naoki por Shiroi ōgi. Asimismo, entre sus distinciones, podemos citar, entre otros, el Premio Novela Shincho (1964), el Premio de Literatura Femenina (1967) y el Gran Premio de Literatura Japonesa (1970).
En su prolífica carrera literaria, Ariyoshi siempre presenta en sus obras un marcado compromiso por resaltar temas sociales y cuestiones morales, como el sufrimiento de las personas mayores, cuestiones morales y, en especial, la condición de la mujer, así como los problemas de discriminación racial o la contaminación medioambiental. Entre sus novelas más célebres, cabe mencionar Kinogawa (publicado por Errata Naturae con el título de Las damas de Kimoto, narración sobre varias generaciones de mujeres, ligadas al río Ki), Kōkotso no hito (Los años del crepúsculo, centrado en la ancianidad), Izumo no Okuni (Bailarina de kabuki, de próxima aparición también con la misma editorial) o Hanaoka Seishū no tsuma (Las dos rivales, publicado por Errata Naturae y título que ahora nos ocupa), que fue llevado al cine en 1967 por Yasuzō Masumura.
La obra
Basándose en hechos reales, Sawako Ariyoshi, con un estilo fluido y cristalino, muy personal, nos traslada en Las dos rivales al período Edo, entre finales del siglo XVIII y principios del XIX, para contarnos la historia de Kae, una joven nacida en el seno de una familia samurái, que termina desposada con un prometedor médico, Hanaoka Seishū (1760-1835), primer cirujano que consiguió llevar a cabo una operación quirúrgica con anestesia general. La libre adaptación biográfica de Ariyoshi tiene el acierto y la originalidad de dejar en un segundo plano los logros médicos de Seishū (apodado Unpei) para centrarse en la relación de Kae, su abnegada esposa, y Otsugi, su madre, mujer de legendaria belleza y total entrega a la carrera de su esposo y su hijo, ambos médicos.
—Aunque no te alumbré con el dolor de mi vientre, tú me llamas «madre» y yo siento que me eres tan querida como mis hijas. El lazo que nos une será profundo y duradero —dijo la señora, emocionada.
Kae asintió. Creía de verdad que estaban destinadas a ser madre e hija desde hacía generaciones.
El relato comienza con una Kae niña, hechizada por la belleza y perfección de Otsugi, de quien todo el mundo conoce su extraordinaria historia, que la mantiene rodeada de un halo de misticismo. Años más tarde, los avatares de la vida la convertirán en la nuera de Otsugi, volcada en la formación de su hijo primogénito, para el que busca una esposa dispuesta al sacrificio. La disciplina samurái inculcada en la educación de Kae la convierte en la candidata perfecta para las aspiraciones de la hermosa Otsugi, quien personalmente se encarga de concertar el compromiso de la joven pareja, que contrae matrimonio sin dilación, pese a la ausencia de Unpei, estudiante de Medicina en Kioto, en donde se forma con las técnicas más novedosas de la época. Así pues, Kae, con Otsugi en un pedestal, se traslada a la residencia de su nueva familia política, pese a que aún tendrán que transcurrir varios años antes de conocer a su marido. Durante este tiempo, la suegra de Kae, que le dispensa todas las atenciones y un trato cariñoso, se convierte en su madre, al tiempo que la joven esposa contribuye a la economía familiar y participa de las tareas cotidianas y se integra en su nuevo hogar.
Sin embargo, todo cambia con el regreso de Unpei a la residencia familiar en Wakayama. Las buenas palabras, los dulces consejos, la armonía entre nuera y suegra desaparecen para ser sustituidos por comentarios hirientes de Otsugi e incómodas situaciones forzadas por la madre del esposo, que llevan a ningunear a una estupefacta Kae, que no consigue comprender el cambio de actitud de su suegra, transformada en un ogro que se interpone como un muro entre los jóvenes esposos. La relación tóxica que se establece entre las dos mujeres no hace sino crecer con el paso de los años, aún más exacerbada por los intentos de ambas por superarse mutuamente, por ser más relevantes para Unpei, inmerso por completo en la investigación del anestésico que lo conducirá a la fama.
De pronto, despertó en ella un odio atroz […]. Por primera vez, Kae advirtió lo complicado que era encajar en un nuevo hogar, superar el muro inquebrantable de la sangre. Aun así, no se dejó llevar por la desesperación. Más bien al contrario, tomó la firme decisión de plantar cara a aquella mujer a la que, ingenuamente, había amado y respetado hasta ese momento. La llama de los celos prendió en lo más profundo de su ser. La madre del marido era una enemiga para la esposa.
Así pues, los desencuentros entre las dos mujeres más importantes en la vida de Seishū se convertirán en el eje central de la narración de Ariyoshi, que relega a un papel secundario al médico para dar todo el protagonismo a los componentes femeninos de esta familia, mas no solo a nuera y suegra, enemistadas sin remedio pero condenadas a soportarse, sino también a las hermanas del doctor, entre las que destacaríamos a Koriku, cuyo rotundo alegato en favor de la mujer y de su libertad claman al alma como un grito desgarrador.
Espero no reencarnarme en una mujer. La única suerte que me ha tocado en la vida ha sido no casarme: he evitado ser esposa y suegra.
La valiosísima reflexión a la que da voz Koriku, junto con la lapidaria sentencia que cierra el relato, son el rutilante colofón de esta reivindicativa novela, que nos conmina a preguntarnos cuántas mentes brillantes se han desperdiciado a lo largo de la historia, cuántas voluntades y deseos se han visto truncados, cuántas vidas han sido despreciadas solo por el hecho de pertenecer a una mujer.
Autora: Sawako Ariyoshi
Traductores: Arihiro Yano y Twiggy Hirota
Editorial: Errata Naturae
Año: 1967 (JP); 2024 (ES)
Formato: Impreso