Lo bello y lo triste, además de ser una novela excelente de Yasunari Kawabata, es una combinación de conceptos fascinante. La belleza, muchas veces, va unida de forma inevitable a la melancolía y lo fatídico. La muerte es triste, pero también puede ser bella, si la contemplamos como la culminación de la vida: cuando llega el fallecimiento, el último capítulo se acaba y queda una obra finalizada, impoluta, preciosa por su naturaleza efímera. La naturaleza está compuesta por fenómenos bellos y tristes, y el haiku es una herramienta ideal para sacarlos a relucir.
Noche de otoño
el gorrión, recogido
esconde su pico.
Agudo aullido
todas las noches
atormenta mis oídos
Está templada aún
se evapora con el viento
la ceniza.
Despertar de madrugada
y la noche
es de otro color.