El año nuevo japonés llega a Barcelona

Tras el obligado parón por la Pandemia, esta celebración regresa con fuerza, organizada por Barcelona Suiyokai -la asociación de empresarios japoneses en Cataluña- y Casa Nippon Barcelona. El evento tuvo lugar en el Colegio Japonés en Barcelona y contó con la colaboración del Consulado del Japón en dicha ciudad, cuyo representante diplomático, el cónsul Yasushi Sato, pronunció el discurso de inauguración.

 

Pese al bajón de temperaturas experimentada en toda España, la mañana del domingo 22 de enero lució un sol espléndido en Sant Cugat del Vallés, ciudad próxima a Barcelona. Fue el marco perfecto para la celebración del Año Nuevo Japonés, que retornaba así después de una prolongada ausencia -la última edición se celebró en 2020- a causa del Covid. Una celebración también conocida como Mochitsuki  taikai por la ceremonia mochitsuki, típica de esta época, en la que se elabora de manera tradicional el mochi.

El evento

El acto tuvo lugar, como ya es costumbre, en el Colegio Japonés en Barcelona, situado en Sant Cugat del Vallés, un centro educativo de primer orden, que cuenta con espléndidas instalaciones y espacios naturales.

Tras la apertura, comenzó la mañana con la representación de una comedia japonesa rakugo, a cargo de los alumnos de primero a cuarto curso del colegio. A esta pieza teatral le siguió un clásico de los eventos japoneses: una vibrante actuación de tambores taiko,  percutidos con brío por los estudiantes de quinto y sexto curso de Primaria, así como por los de Secundaria. Y como siempre, la eterna pregunta: ¿Cómo es que un pueblo tan absolutamente correcto y educado como el japonés ha podido generar un folklore tan enérgico y lleno de fuerza? Su sonido evoca, inevitablemente, resonancias guerreras. Tal vez ese pasado militar sea el origen de esta música tradicional nipona. Unos orígenes que ya han quedado muy atrás, para dejar paso al pueblo pacífico y cordial que conocemos. Pero que aún conserva, siquiera en las manifestaciones de su arte popular, la fuerza de sus aguerridos samuráis.

Kanpai, kanpai! 

Poco después,  el cónsul del Japón en Barcelona, sr. Yasushi Sato, pronunció el discurso de inauguración, en el que formuló sus mejores deseos para el año 2023 a todos los presentes. Y a continuación se procedió a la ya tradicional ceremonia del kagamibiraki, consistente en la apertura del barril donde se ha preparado el sake para el nuevo año. Acto en el que colaboraron tanto el cónsul Sato como el presidente de los empresarios japoneses y los directores de Casa Nippon Barcelona y del propio colegio. Tras abrir el barril, los protagonistas, dirigiéndose al público, brindaron con el licor extraído del recipiente al grito de Kanpai! (es decir, la forma japonesa de brindis).

Empleándose con fuerza con el barril de sake.

 

Los protagonistas de la apertura del barril, con el cónsul a la cabeza, brindando por el nuevo año.

 

Y llega el Mochitsuki

Tras el barril de sake, llegó la hora mochitsuki. Como ya hemos dicho, esta ceremonia da nombre al evento entero. Se trata de la forma de elaboración tradicional del mochi, a base de amasar arroz glutinoso en un cuenco de madera o piedra golpeándolo con un gran mazo de madera. Antiguamente, los hogares nipones preparaban este tipo de pastelitos justo antes del Año Nuevo, para luego degustarlo de diversas formas durante varios días. Se pueden tomar también como ingrediente de una sopa, típica también del Año Nuevo, llamada ozouni, que literalmente significa “varias cosas cocidas” y que lleva como ingredientes carne y verduras. Existen muchas variantes de este plano, dependiendo de la región del Japón de que se trate.

Quienes abrieron el barril se emplearon ahora a fondo para machacar el arroz. Y tras ejecutar la operación, se abrió, como ya es costumbre, un turno para que el público subiera al escenario y pudiera recibir unas someras lecciones de cómo empuñar un gran mazo nipón y dar buena cuenta de esta gramínea que constituye la base de la dieta del Japón y de tantos países de Asia.

Primer curso de Mochitsuki: aprobado con nota.

 

Aparte de ello, en esta edición también se pudo disfrutar de raciones de pollo frito, fideos yakisoba y ese aperitivo a base de vainas de soja inmaduras llamado edamame. La afluencia de clientes fue tal, que los últimos de la cola se quedaron (nos quedamos, en realidad) sin probar los fideos. Pero no fue ninguna tragedia: los amantes del postre japonés pudimos suplir esa carencia degustando los clásicos dulces dorayaki y daifukuTodo ello regado por una oferta de bebidas (gratis, cortesía de los organizadores) que iba desde un buen sake hasta un apreciable vino blanco, pasando por zumos y refrescos.

Anzu Maekawa, maestra de ceremonias

La Encargada de Asuntos Culturales del Consulado nipón en Barcelona, Maekawa-san, fue la maestra de ceremonias en todo momento, presentando cada uno de los actos que componían el orden del día. Su satisfacción, al final de la jornada, era evidente: “Ha sido un éxito total: han acudido casi seiscientas personas a la edición de este año”. Un dato nada desdeñable teniendo en cuenta que veníamos de un paréntesis de dos años a causa de una espantosa Pandemia. El magnífico día, con un sol radiante, pareció dar la bienvenida a este regreso. Y los protagonistas, como siempre, fueron los niños: no sólo actuaron, sino que disfrutaron de un bonito sorteo. Y afuera, en los magníficos espacios al aire libre del Colegio Japonés, hicieron volar sus cometas.

Sin duda, un día para recordar.

 

 

 

 

 

 

*Luis Caldeiro (luis.caldeiro@periodistes.org) es periodista y dibujante. Colaborador habitual del semanario político El Triangle y redactor desde hace dos décadas de la revista La Veu del Carrer –perteneciente la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB)-, también ha colaborado con el diario catalán AVUI y con los digitales Crónica Global, ElCatalán.es, SumaSalut  (de la Mutua L’Aliança) y esadealumni.net (red de antiguos alumnos de ESADE).

 

 

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