Pensamiento japonés

Desmontando el mito: así son las geishas de la actualidad

De vez en cuando encontramos artículos «periodísticos» que tratan de confundir sobre la figura actual de la geisha, arrojando afirmaciones que quedan lejos de la verdad y sólo buscan recoger la atención del lector ávido de polémica. Pero siempre hay tiempo para aclarar las cosas, en este caso es muy fácil destruir las mentiras de los grandes medios y demostrar cómo el oficio de geisha se ha actualizado convenientemente con los tiempos.

Continúa al final del artículo para ver el vídeo sobre el tema.

Necesito agradecer antes que nada la magnífica difusión que ha hecho @ArumiSekai en Twitter sobre este asunto. Su información ha sido fuente principal de este artículo. Asimismo, suele compartir en su timeline muchos más datos interesantísmos sobre las geishas que seguro que os resultarán muy interesantes, ¡así que ya tardáis en darle follow!

«Renuncian a la familia. Al móvil. A salir. A lo que huela a occidental y a ser madres. Y rezan por no crecer, al menos no más de 1,63 centímetros, ni rozar jamás los 50 kilos, de lo contrario no les entrarían los kimonos de talla única y, lo que es peor, podrían ser más altas ellas que sus clientes.» Así comienza el artículo publicado el pasado mes de mayo en el diario LaVanguardia. Es difícil escribir tantas afirmaciones falsas en tan pocas líneas. Vamos punto por punto.

Las geishas no renuncian al móvil ni a la tecnología en general. Para muestra de ello, podemos consultar varias cuentas de Instagram de geishas célebres en Japón, como ésta, ésta o ésta. Cada una de ellas comparte fotos de sí misma durante el trabajo, para enseñarnos su aspecto o kimono, pero también nos muestran cómo es su día a día, ya que no están 24 horas dedicadas a trabajar. Tampoco renuncian a salir, de hecho, es posible que salir forme parte también de su trabajo. Sin ir más lejos, en los Instagram anteriores podemos ver fotos de lugares que visitan e incluso selfies con amigas sin relación alguna con el mundo de la geisha.

Continúa más adelante el texto «las geishas de hoy siguen asumiendo sin rechistar las viejas leyes de su oficio. ¿Machista? Ellas dicen que no; de hecho, ni entienden demasiado a qué puede referirse este concepto no habitual en su vocabulario», lo que imagino que quiere decir que a los japoneses les suena a chino eso del machismo y el feminismo… algo curioso teniendo en cuenta que la sociedad japonesa está más que familiarizada con estos asuntos, como bien indica Japan Times, o como también podemos leer en profundidad en el libro Broken Silence: Voices of Japanese Feminism. De verdad, apenas una búsqueda en Google lleva a esta información, no hay que escarbar demasiado. Contrastar la información no es tan difícil.

Otro artículo, también de LaVanguardia en 2011 (juro que no tengo nada en contra del periódico catalán) aseguraba «Si eres extranjera no puedes ser geisha» donde se explica que una chica australiana recibió la prohibición de ser geisha independiente por el mero hecho de ser extranjera. La historia real es que no se le prohibió ser geisha, aunque el problema viene del titular. Es conocido que ya habían existido geishas con anterioridad, como la americana Liza Dalby, japonóloga y geisha oficial.

Es verdad que no hay muchas geishas extranjeras, pero hay múltiples razones para ello, probablemente la más importante sea que es realmente difícil entrar en el oficio, reservado a una minoría selecta, y ya resulta complicado para las propias japonesas. Actualmente hay también geishas extranjeras, como la anteriormente mencionada Kimicho Yoshinoya. A ella, como a muchas otras, la podemos ver llevando una vida actual perfectamente normal.

En otro artículo de 2012 escrito en Elpaís se afirma: «Las niponas ya no quieren ser geishas» como una manera de poner en contraposición el canon de belleza actual japonés con la estética tradicional de la geisha. Según dice el texto, «Hartas de ser comparadas con las milenarias geishas, las niponas buscan otro tipo de belleza, la que surge de la mezcla de la perfección, la salud, la calma… y ciertas dosis de infantilismo». El autor no da fuentes de esta extraña relación entre el antiguo oficio y el ideal estético actual de las japonesas. Si analizamos el ideal de belleza de las japonesas en los últimos 100 años, podemos ver que en ningún caso se acerca al de la geisha, y no es que las japonesas de ahora es estén rebelando ni nada parecido.

Kimicho Yoshinoya

Este artículo es todo un disparate de afirmaciones que caricaturizan a la sociedad japonesa, diciendo cosas como «¿qué tiene que hacer una nipona para ser considerada una belleza en su propio país? Todo. Lo imposible.» Por alguna razón, el texto se empeña en ridiculizar a las japonesas como si estuvieran en una dictadura de lo bonito que además está cohesionada por el budismo que cito «tiene parte de la culpa» de poner el listón tan alto.

Por desgracia, la exigencia social de estar guapas se impone en muchos sitios además de en Japón, y este texto hace un análisis sesgado e injusto con los japoneses, juzgando con cierto aire de superioridad sus costumbres o tendencias.

Tanto este artículo de Elpaís como los otros dos artículos de laVanguardia, son contenidos nocivos que no solo tratan con condescendencia la cultura japonesa, sino que además desinforman y fomentan la creación de prejuicios negativos sobre culturas lejanas. Y todo ello solo por obtener visitas y generar un debate viciado. Ojalá estos periódicos, como tantos otros que caen en las mismas prácticas, hagan un ejercicio de rigor periodístico y empiecen a tratar con más respeto y madurez lo que podría haber sido un análisis interesante de una sociedad tan interesante como la japonesa.

 

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