Pensamiento japonés

Pacific Breeze y Kankyō Ongaku: la música de la burbuja económica

Resulta increíble la influencia que los ochenta han tenido en las artes audiovisuales durante la última década. En el caso de la música, pocas veces se ha podido apreciar una pulsión tan evidente por recrear elementos de una época, no solo en cuanto a texturas e instrumentación, sino también emocionalmente.

Mariya Takeuchi y Plastic Love

Digo esto porque parece que la atención de la que está disfrutando la música japonesa en los últimos tiempos parece estar muy ligada a este sentir nostálgico. En algún momento de la pasada década, el algoritmo de YouTube comenzó a promocionar a través de sus recomendaciones una canción de pop japonesa de 1984 llamada Plastic Love, de la cantante y compositora Mariya Takeuchi. El vídeo —que consistía en una fotografía en blanco y negro de la artista que ni siquiera se correspondía con la portada del disco en el que aparece la canción— acabó teniendo tal repercusión internacional que en 2019 Warner se encargó de producir un videoclip oficial, más de treinta años después de que el tema saliera al mercado por primera vez.

Tal y como indica Pitchfork, la expectación creada por Plastic Love, provocó que foros como reddit se llenaran de hilos con recomendaciones de otros artistas, no solo de pop sino también de otros géneros como el jazz y la música experimental mientras que discográficas como We Want Sounds y Light In The Attic tomaron nota de la demanda creciente por una industria que, al igual que el ahora icónico retrato de Mariya, parecía querer un contexto más rico que la acompañara.

La famosa imagen de Mariya Takeuchi en la portada del single Sweetest Music (1980). Fotografía de Alan Levenson.

La Japan Archival Series

Es la propia Light In The Attic la que en 2017 anuncia la Japan Archival Series; una selección de música anteriormente inédita o difícil de encontrar fuera del mercado japonés acompañada por comentarios y anotaciones sobre la grabación, historia e influencias de la misma.

La colección, que se supone que contará con docenas de lanzamientos y que se encuentra supervisada por Yosuke Kitazawa, está estructurada alrededor de tres recopilaciones que recogen cronológicamente la evolución de la música japonesa desde principios de los setenta hasta finales de los ochenta: Even A Tree Can Shed Tears: Japanese Folk & Rock 1969-1973 (2017), Pacific Breeze: Japanese City Pop, AOR & Boogie 1976-1986 (2019) y Kankyō Ongaku: Japanese Ambient, Environmental & New Age Music 1980-1990 (2019). Las tres están disponibles en Spotify.

Pacific Breeze y Kankyō Ongaku resultan especialmente interesantes por su íntima relación con el crecimiento económico del país hasta principios de los noventa. De hecho, juntas parecen pretender recrear una imagen de los años de la burbuja en el país; mientras que Pacific Breeze evoca la vida desenfadada y recreativa experimentada por la sociedad japonesa durante dichos años, Kankyō Ongaku personaliza los espacios sobre los que dicha sociedad tenía lugar.

Kankyō Ongaku y Pacific Breeze (Light In The Attic, 2019).

Sin embargo, tal y como indica el libreto que acompaña a Kankyō Ongaku y el que es citado como el texto de referencia en ambas colecciones; Sayonara Amerika, Sayonara Nippon: A Geopolitical Prehistory of J-Pop (2012) de Michael Bourdaghs, para comprender el momento cultural y sociológico que vivía el país durante los ochenta es necesario encontrar los orígenes de ambos durante la posguerra.

De la posguerra a la burbuja económica

La Segunda Guerra Mundial dejó tras de sí un Japón devastado. Hiroshima y Nagasaki habían quedado prácticamente reducidas a cenizas mientras que Tokio se encontraba literalmente partida en dos tras los bombardeos americanos. Con una población herida tanto física como ideológicamente, la sociedad entró en un período dominado por la pobreza y el hambre tras un conflicto en el que perdieron sus vidas más de dos millones de sus ciudadanos.

Sin embargo el país no tardaría más de una década en recuperarse. Después de que el Emperador Hirohito anunciara en la NHK la rendición incondicional de las fuerzas japonesas el 15 de agosto de 1945, el ejército estadounidense pasó a ocupar el territorio de 1946 a 1952. Poco a poco se recuperaron las relaciones internacionales perdidas durante la Guerra, industria e infraestructuras fueron reconstruidas y para 1954 la actividad económica era equiparable a aquella previa al conflicto.

Culturalmente esto supuso la llegada de cierta libertad artística, aunque siempre bajo vigilancia americana hasta el final de la ocupación. El jazz, prohibido en la isla después del ataque a Pearl Harbor, se convirtió en el género musical de referencia con artistas como Hattori Ryouchi, Kasagi Shizuko y Misora Hibari, la que más tarde se convertiría en la artista japonesa más representativa después de la Guerra y en la figura de referencia del estilo enka.

Los sesenta marcarían el comienzo del llamado “Milagro económico japonés”. Con las tensiones provocadas por la Guerra Fría EEUU se hizo cargo del presupuesto militar del país permitiendo que tanto el Gobierno como las empresas privadas pudieran concentrarse en crear riqueza a través de un plan industrial estatal que hizo que no solo aumentaran las exportaciones sino que convirtió a sus propios ciudadanos japoneses en uno de los principales motores económicos del país mediante la promoción del consumo doméstico. En 1964 se celebraron las Olimpiadas en Tokio y para 1968 Japón ya era la segunda potencia económica mundial.

Pacific Breeze: Japanese City Pop, AOR & Boogie 1976-1986

A mediados de los setenta este auge económico dio lugar al llamado City Pop. Una mezcla de jazz funk y pop pensada como acompañamiento al estilo de vida moderno y sofisticado de los habitantes de grandes ciudades como Tokio. El género estaba fuertemente influenciado por el desarrollo tecnológico del país y por los sonidos de artistas americanos como Kool & The Gang y Earth, Wind & Fire además de poseer ciertos toques de música latina y caribeña.

Pacific Breeze: Japanese City Pop, AOR & Boogie 1976-1986 (Light In The Attic, 2019) / Portada de Hiroshi Nagai.

Esto queda reflejado en el álbum en cortes como I Say Who de Tomoko Soryo y Midnight Driver de Minako Yoshida que parecen evocar idealizados romances y paseos bajo las luces nocturnas de la ciudad. Sin embargo, tal y como aventura su título y la portada diseñada por Hiroshi Nagai, parece que la selección en general está más encaminada hacia estilos y sonoridades más relajadas y veraniegas como es el caso de Lady Pink Panther de Shigeru Suzuki o Sports Men de Haruomi Hosono.

Sobre Haruomi Hosono

Es un buen momento para hablar de Hosono ya que es probablemente la figura más influyente dentro de las tres recopilaciones publicadas por Light In The Attic. Tal y como indica Rob Arcand en su artículo sobre el músico en Vice, Hosono comenzó su carrera a finales de los sesenta como miembro de Apryl Fool, y Happy End, bandas fuertemente influenciadas por el folk americano de artistas como The Byrds, Randy Newman y The Band. En 1978 fundó la Yellow Magic Orchestra junto a Yukihiro Takahashi y el célebre Ryuichi Sakamoto y anteriormente colaboró junto al propio Suzuki en la agrupación Tin Pan Alley que se dedicaba a producir y arreglar música para artistas artistas como Yumi Arai (Yuming) y Akiko Yano.

Además de la mencionada Sports Men, Hosono también colabora en el corte instrumental Mykonos No Hanayome junto a Takahiko Ishikawa y Masataka Matsutoya. La canción pertenece a una recopilación de 1982 inspirada en la península griega llamada Island Music. El disco era una comisión de CBS/Sony para la Sound Image Series, una colección de volúmenes de música inspirada por localizaciones exóticas. Una relación entre arte vanguardista e intereses corporativos que quedaría aún más clara en Kankyō Ongaku.

Pacific Breeze: Japanese City Pop, AOR & Boogie 1976-1986 (Light In The Attic, 2019) / Detalle del libreto.

Kankyō Ongaku: Japanese Ambient, Environmental & New Age Music 1980-1990

Los ochenta fueron el período de mayor prosperidad económica gracias a la subida en el valor del suelo y de las acciones. La sociedad japonesa contaba con un nivel de vida por encima al del resto del mundo y las titanes financieros ganaban más de lo que podían gastar. Culturalmente esto se tradujo en un deseo por parte de empresas y corporaciones de proyectar una imagen innovadora y vanguardista.

Como resultado de esto, Kankyō Ongaku o “música ambiental” consiste en una recopilación de hilos musicales creados para espacios comerciales y productos domésticos en Japón durante los años ochenta.

Kankyō Ongaku: Japanese Ambient, Environmental & New Age Music 1980-1990 (Light In The Attic, 2019) / Museo de Arte de Iwasaki. Arquitecto: Fumihiko Maki. Fotografía de Katsuhiro Ichikawa.

Erik Satie y Brian Eno en Tokio

Los orígenes musicales del álbum tienen lugar en 1975. Según el libreto que acompaña a la colección, firmado por el comisario de la misma Spencer Doran, dicho año se organizaron unas jornadas dedicadas al compositor y pianista francés Erik Satie en el barrio de Shibuya en Tokio en las que se reunieron músicos, poetas y artistas.

Estas charlas contribuyeron a popularizar la que el francés denominaba como “música de mobiliario”; música tocada en directo creada para llenar espacios y ambientes pero sin la intención de reclamar atención para sí misma.

La otra gran influencia del álbum junto a Satie es el lanzamiento en 1978 de Ambient 1: Music For Airports de Brian Eno. Aunque Eno ya había experimentado previamente con elementos de similares en The Big Ship de su disco Another Green World (1975) o en las variaciones sobre el Canon de Pachelbel en Discreet Music (1975), actualmente Music For Airports es considerado el álbum más representativo del género.

La música de Eno se poularizó en la isla gracias al músico Satoshi Ashikawa. Asikawa fue el primero en importar Music For Airports para su tienda de libros y discos Art Vivant. Situada en el edificio comercial Seibu Ikebukuro al lado del del Museo de Arte Seibu, la tienda se convirtió según Doran en el lugar de referencia para los aficionados al minimalismo americano.

Kankyō Ongaku: Japanese Ambient, Environmental & New Age Music 1980-1990 (Light In The Attic, 2019) / Detalle del libreto.

Sin embargo, además de mencionar la influencia de Satie y Eno, Doran también hace referencia a elementos ornamentales musicales como el suikinkutsu o la Toki no Kane que datan del período Edo (1603-1868) y que son precursores a la música presentada en Kankyō Ongaku. De hecho, el prefacio del comienza con un haiku de Matsuo Bashō:

La campana del templo se detiene

pero no el sonido que emana

de las flores

Matsuo Bashō

Sin embargo, lo más interesante del álbum es que su música y presentación trascienden de alguna manera su origen corporativo. Según Doran, los músicos y artistas visuales que trabajan para dichos intereses tenían como objetivo explorar el diseño de sonido junto a las obras de arquitectos como Kiko Mozuna y Fumihiko Maki (cuyo Museo de Arte de Iwasaki es la imagen del disco).

Este es el caso de temas como Glass Chattering de Yoshio Ojima y A Deams Sails Out To Sea, de Takashi Kokubo. El primero todavía se puede escuchar hoy en día en el centro cultural Spiral del barrio de Aoyama en Tokio, diseñado por el propio Maki, mientras que el segundo se vendía junto a unidades de aire acondicionado de la marca Sanyo con el objetivo de crear un ambiente tropical para el usuario.

Glass Charing de Yoshio Ojima, del álbum Une Collection des Chainons I: Music for Spiral (1988).

Aún así, también aparecen temas de influencia más tradicional como Tomoshibi de Shiho Yabuki, escrita de forma conmemorativa por el aniversario del complejo de templos budistas del finales del S.VIII llamados Enryaku-ji en Kioto, o Praying For Mother / Earth 1 de Akira Ito que incorpora sonidos de agua corriente y pájaros dentro de una composición que, por otro lado, tiene un carácter bastante dramático.

Praying For Mother / Earth 1 de Akira Ito, del álbum Prayers (1986).

Esto último es algo que me ha sorprendido bastante del álbum. Si bien el propio término ambient tiende a querer identificarse con piezas fáciles de ignorar, lo cierto es que esta colección resulta bastante intensa. Las obras y fragmentos seleccionados poseen suficientes movimientos melódicos y variaciones rítmicas como para aguantar sus casi dos horas de duración.

De hecho, la colección termina con Original BGM, una composición de Haruomi Hosono de casi dieciséis minutos de duración que resulta uno de los momentos más emocionales del disco. El corte es un encargo de la compañía de productos del hogar Muji y está inspirada en el llamado “sentimiento oceánico”, un término acuñado por el escritor francés Romain Rolland y que más tarde sería discutido por Sigmund Freud en El malestar de la cultura. El propio Rolland explicaría dicho término como “una sensación de eternidad”, una definición que tiene su eco en la música de esta colección.

El final de la burbuja y los años noventa

La historia tiene una forma caprichosa de ordenarse. A finales de los ochenta la competición entre bancos provocó que se concedieran créditos de mayor riesgo. En 1989 mueren Hibari e Hirohito, poniendo fin a la era Shōwa (1926-1989) y dando paso al período Heisei (que finalizó el 19 de abril del año pasado).

El 9 de noviembre de ese mismo año cae el Muro de Berlín, poniendo fin a la Guerra Fría, el conflicto sobre el que se habían definido las bases de la posguerra en el país nipón. Finalmente, en 1990, debido en parte a la especulación y el derroche económicos, la depreciación de los bienes inmueble hace que el mercado bursátil se derrumbe y el país entra en recesión.

El mundo siguió girando y los excesos de las décadas pasadas se hicieron notar en la llamada “década perdida”. Según Bourdaghs, Japón mostró un retorno a la espiritualidad. Las consecuencias del estallido de la burbuja provocaron una nueva crisis la identidad en sus ciudadanos y los ochenta pasarían a ser recordados como una época marcada por la hibris de un país que, sin embargo, es capaz de despertar nostalgia aún en aquellos que no estuvieron allí para experimentarlos.

La gran mayoría de la información de este artículo se encuentra mucho más detallada en los libretos de ambas colecciones y en las fuentes que aparecen a continuación:

Fuentes:

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