El cristianismo y Japón tienen una relación complicada. Y complicada no significa especialmente convulsa, sino compleja, con distintas fases y de la que se puede extraer datos muy interesantes. Akutagawa Ryûnosuke, además de un autor consagrado y esencial para entender la literatura japonesa, fue también un hombre cautivado por el cristianismo, que no creyente; El tabaco y el diablo es una colección de relatos, un viaje al siglo XVI por parte de una pluma del siglo XX.
La historia es la siguiente: los portugueses y españoles estaban en plena época conquistadora cuando llegaron a tierras japonesas, con el cristianismo como bandera. La religión fue un arma eficaz para dominar las voluntades de aquellas tierras con menor grado de civilización, por supuesto junto a otras armas menos benevolentes. La expansión cristiana fue espectacular, hasta el punto de alcanzar tres continentes en apenas unos años. Ahora bien, el cristianismo fue un auténtico fracaso en Japón, tuvo una vida muy corta y terminó prácticamente erradicado, especialmente a partir de la prohibición oficial por parte del shogun Tokugawa Ieyasu, la autoridad más potente que tuvo Japón en su historia.
Pero esto es solo la historia con letra mayúscula, lo que no solemos leer con frecuencia son las historias: las de los creyentes, japoneses y extranjeros, que habitaron tierras niponas en aquella época. También las de los no creyentes, que observaban como este dogma entraba en sus vidas desde detrás de la barrera. Es importante entender la diferencia entre la fe cristiana, y los valores o filosofías budistas y derivadas del budismo, que en última instancia enfrentan dos formas irreconciliables de entender el mundo. La fe cristiana, basada en unas escrituras sagradas, excluyente, exclusiva y centralizada en una única figura; el budismo y otras costumbres tradicionales japonesas en cambio, se fundan en el respeto a los antepasados, el respeto pero no adoración de varias deidades, y la compatibilidad con otras creencias.
Es por esto que El tabaco y el diablo es un libro que fascina de manera incomparable. Akutagawa Ryûnosuke, además de ser un hombre espiritual y con inquietudes, es capaz de regresar a la época samurái para explorar qué significa el cristianismo introducido en aquel Japón inmaduro, establecido en la edad media. El autor es capaz de encontrar el lado más humano del creyente cristiano perdido en aquella tierra ignota, que se adentra con más fuerza en su fe ante la adversidad. Los mártires existieron en Japón, así como los misioneros reconocidos y respetados, o los fanáticos que se abandonaban a la irracionalidad.
La fe cristiana y los samuráis
Los 12 relatos de El tabaco y el diablo abarcan diferentes situaciones de la sociedad japonesa en la época de Oda Nobunaga y Toyotomi Hideyoshi, capítulos en los que un personaje o comunidad establecidos en el cristianismo toman el protagonismo. Este no es un libro orientado a la pleitesía del cristianismo, aunque sí nace de un autor que comprende los principios del cristiano. No existe constancia de de Akutagawa mostrase más allá que interés humanista en el cristianismo, así como en la estética de sus imágenes y ceremonias. En uno de los relatos, titulado Rushiheru, se hace una introspección sobre la figura cristiana del diablo, como una manifestación de la naturaleza humana.
—Apártate de ahí, Rushiheru. Mi corazón es el espejo que refleja todas las virtudes de Dios. Tu imagen no debe ensuciar este espejo.
El diablo, riéndose mucho, me dijo_
—¡Qué tonto eres, Fabián! Si me insultas de esa manera demuestras que en tu corazón existe la soberbia, que es el primero de los siete pecados capitales. Toda esa actitud es la prueba de que los diablos y los hombres no se diferencian en nada. Si los demonios fuésemos unos seres malvados y crueles como creéis vosotros los sacerdotes, tendríamos que dividir este mundo en dos entre tu Dios y yo. Pero donde hay luz, siempre hay sombra
Otra muestra de relato, también muy interesante, la hallamos en O-Shino. En este texto, el protagonista es un sacerdote cristiano al cual una mujer solicita ayuda. Su hijo está muy enfermo, casi en los estertores de la muerte, y pide desesperadamente al hombre religioso que le cure de sus males. El sacerdote acepta, hasta que llegan a un conflicto de creencias.
—Tenga usted mucho cuidado, señora. Kan’on, Shaka, Hachiman, Tenjin… Todos estos a los que admiran ustedes no son más que ídolos hechos de madera y de piedra. Dios verdadero, o sea, el Señor Supremo, no hay más que uno. ¿Morirá su hijo o se recuperará? Eso depende únicamente de la voluntad de Deusu. Pero esos ídolos no tienen nada que ver con este problema. Si le importa mucho la vida de su hijo, deje usted de rezar a los ídolos.
Confío en que estos dos ejemplos sirvan para representar lo que podemos encontrar en El tabaco y el diablo. Es una lectura particularmente interesante para alguien que tenga interés en la antropología y el choque del individuo entre diferentes formas de creer en entes superiores; todo ello hilvanado con extraordinaria sensibilidad por parte del autor. Es especialmente curioso descubrir cómo los temas que decide tratar Akutagawa tienen aún vigencia, pues obedecen a lo más profundo de la naturaleza humana y su irrefrenable deseo por encontrar su lugar en el mundo. El tabaco y el diablo lo publica Satori Ediciones, acompañado de un prólogo con consideraciones históricas y un apéndice con terminología japonesa de naturaleza cristiana.
Autor: Akutagawa Ryûnosuke
Traducción e introducción: Hidehito Higashitani, Javier Rubiera
Editorial: Satori
Año: 2021
Formato: Papel