Que la sociedad oriental tiene una serie de creencias y supersticiones muchas veces más exageradas que en occidente es algo bien conocido. En China, por ejemplo, se tiene miedo hacia el número cuatro, hasta el punto de eliminar la «4º planta» en los edificios o de reemplazar el número del domicilio. En Japón destaca la superstición por los grupos sanguíneos.
Existe la creencia en Japón de que el grupo sanguíneo al que perteneces determina tu personalidad e incluso tu futuro. No son pocas las referencias a este tema en programas de televisión o diarios, e incluso hay libros específicos hablando sobre el tema. Los del grupo A son personas tímidas pero responsables; los B destacan por su creatividad pero les pierde el desorden; los de grupo cero apasionados pero arrogantes, mientras que los AB destacan por su racionalidad pero son muy indecisos.
Pero esta forma de clasificar a la gente va mucho más allá de unas cuantas descripciones o clasificaciones. Como es costumbre, todo se termina convirtiendo en un negocio, y en este caso es especialmente llamativo. Hay muchísimos productos diseñados para la gente en función de su tipo de sangre: ropa, comida, accesorios, cosmética… incluso hay algunos mangas cuyos personajes son fielmente reproducidos según los principios de esta superstición.
Ha llegado a verse hasta en la información personal solicitada en redes sociales o formularios de inscripción, ¡incluso para solicitar trabajo! Por lo visto algunas empresas establecen el grupo sanguíneo como criterio de selección. O al menos eso se lee por las redes. En cualquier caso, sí que hay algunos japoneses que pueden generarse prejuicios tras conocer tu tipo de sangre.
La proporción en Japón de tipos es 40% de A, 30% de O, 20% de B y 10% de AB. El estudio de correlación entre grupos sanguíneos y aptitudes empezó a principios del siglo XX, y se llegó a aplicar en el ejército incluso sin estar nada demostrado. Hoy en día ha quedado relegado a algo más individual, al igual que en occidente el horóscopo, la astrología o la numerología. Pero es curioso ver cómo sigue estando presente en tantos ámbitos de la vida cotidiana.