La artesanía japonesa es archiconocida por su habilidad para captar un elemento extranjero y refinarlo hasta la excelencia. Gran parte de lo que hoy asociamos a Japón tiene raíces chinas, pero desde la Restauración Meiji (1868), esta práctica se empezó a ampliar también a otras latitudes. Es así como hoy Japón, cuna del característico sake, está conquistando el mundo con una bebida tan occidental como el whisky.
El whisky japonés ya se destilaba desde hace un siglo. Fue uno de tantos productos gastronómicos que entraron con determinación sobre el entonces endógeno ambiente culinario. Con los años, un nombre ha sobresalido por encima del resto. Se trata de Suntory, una destilería afincada en Kita (Osaka) cuya fundación data de 1899. Su travesía en el mercado de bebidas alcohólicas comenzó con el vino, y no fue hasta 1924 cuando sus barricas se llenaron también de whisky de malta. Desde entonces, el proceso de perfeccionamiento no ha parado hasta que, hoy en día, puede presumir de ser un whisky premium que ha sido pionero en exportarse al resto del mundo.
Hasta ahora, Suntory ofrecía tres variedades en su carta de whisky: Yamazaki, Hayushu e Hibiki. Ayer pudimos conocer la nueva incorporación a la familia: Chita. Llamado así debido a la península de Chita donde se destila. Pero ojo, porque para la elaboración de un whisky de calidad, los japoneses han configurado todas las variables con extrema delicadeza para conseguir un equilibrio perfecto. Por un lado, el agua con el que se ha producido procede de los manantiales más puros y blandos propios de la extraordinaria geografía japonesa. Pero también hay un elemento foráneo en la ecuación, el tratado en barricas de roble español, francés y americano.
Chita completa el amplio abanico de intensidades y matices que ofrece el catálogo de Suntory. El whisky Chita se caracteriza por ser el más suave de los cuatro. Como viene siendo habitual en la costumbre japonesa, se sirve con hielo. En particular, se puede servir con una esfera de hielo: una delicia visual que redondea la degustación con un toque elegante. Pero también podemos consumirlo mezclado con soda: una parte de whisky por tres partes de soda. Esta combinación funciona mejor de lo que parece, acariciando el paladar con un sabor similar al del cava.
Pudimos probar el catálogo de whisky de Suntory en la residencia del Sr. Masashi Mizukami, embajador del Japón en España. No es la primera vez que el organismo japonés organiza un evento de estas características y facilita la entrada de los productos gastronómicos nacionales en España. Nuestras sensaciones con el whisky Chita no pudieron ser mejores. En palabras del Sr. Mizukami, «Japón aún no puede competir con el vino español» -afirmación que desató la sonrisa cómplice en la sala-, «pero sí que ha alcanzado la mejor categoría a nivel mundial en el whisky».
También pudimos hablar brevemente con el Sr. Mizukami, que con toda ceremonia disfrutó del whisky con nosotros, así como de los pequeños pero eficaces aperitivos de salmón, wakame, takoyaki o tempura. Un hábito extraño en el embajador, pues «para acompañar a la comida es mejor el sake o el vino», aseguraba. Palabras sabias las suyas.