Pensamiento japonés

Así eran los shinsengumi, ley y orden del shogunato

Temidos por su implacable sentido del orden y la rectitud. Apodados habitualmente «cazadores de rônin». Luchadores por una bando que había mantenido la paz durante más de dos siglos y medio. Los shinsengumi fueron un cuerpo policial habilitado específicamente por el bakufu en el último lustro del periodo Edo (1600-1868) para frenar el caos y la rebelión contra un sistema de gobierno que alcanzaba su fecha de caducidad.

Su lema, Sinceridad (誠, Makoto)

Las potencias occidentales harían evidente la decadencia del shogunato Tokugawa, levantando así un enfrentamiento dividido en dos bandos: pro-shogun, y pro-emperador. El problema es que el bando rebelde, a favor de la restauración del Emperador -quien no tenía un poder real pese a su posición-, se veía a menudo apoyado por organizaciones e individuos con inclinación al terrorismo. Promovidos por algunos señores del oeste (Satsuma, Tosa, Higo) numerosos samuráis sin amo venidos a menos (rônin) encontraron en esta época convulsa la oportunidad ideal para recuperar su estatus o simplemente ganarse la vida. Causando una gran inestabilidad en las ciudades mediante revueltas y crímenes en masa, el orden hasta ahora preservado en Japón se vio mermado seriamente.

Un cuerpo de élite para proteger

Los shinsengumi (新選組, que se podría traducir como «nuevo grupo de orden» o «nuevo cuerpo de seguridad») fueron un cuerpo policial destinado a acabar con el desorden criminal instaurado en las calles. Y por descontado, para defender los intereses del shogunato, encabezado por Tokugawa Iemochi y muy debilitado tras haber firmado acuerdos bastante humillantes con las potencias extranjeras. A pesar de que no eran muy numerosos -se dice que apenas llegaron a tener 300 integrantes-, los shinsengumi tenían una característica sin precedentes: defender de manera directa al sistema sin tener necesariamente clase samurái. Sin embargo, su lealtad estaba probada tras varias purgas internas en las que se efectuó una «limpieza» de espías y hombres sin valor.

El bando imperial no se quedó atrás y, a su manera, también recibía el apoyo de un grupo exclusivo. Estos eran los ishin shishi (維新志士, hombre de elevado propósito), con una clara vocación nacionalista que rechazaba las influencias extranjeras, y en consecuencia entraba en conflicto con los shinsengumi. El enfrentamiento entre estas dos organizaciones tendría una importante repercusión en la guerra civil japonesa que conduciría a la Restauración Meiji.

Las cinco reglas del shinsengumi

Toshizô Hijikata

Bajo pena de seppuku, se estableció un código de cinco reglas:

1. Es obligatorio cumplir el código del guerrero (bushido)

2. No está permitido abandonar el cuerpo de shinsengumi.

3. No está permitido pedir dinero para fines personales.

4. No está permitido participar en un combate fuera del cuerpo de shinsengumi.

5. No está permitido participar en un duelo privado.

El código fue severamente aplicado por el vicecomandante del cuerpo, Toshizô Hijikata, importante personaje de esta época que incluso se llegó a convertir en hatamoto (servidor directo del shôgun). La lealtad implícita era tan fuerte que se esperaba morir por los compañeros shinsengumi en cualquier combate en cualquier circunstancia.

Una indumentaria particular

Los shinsengumi seguían una estética en el vestuario muy llamativa, establecida por el comandante Serizawa Kamo. El uniforme se componía de haori y hakama sobre un kimono. A menudo, un cordel cruzado por delante y atado por detrás les sujetaba la prenda, permitiendo mayor libertad de movimiento.

El conjunto, además de tener un importante gusto tradicional, destaca por el haori de colores azul y blanco, dando un aspecto mucho más alegre y vivo que el que solían utilizar los guerreros. A veces, también empleaban un característico casco.

La salvación de Kioto

En 1864, un grupo de shinsengumi interceptaron a un ishin shishi y consiguieron averiguar el plan que el grupo se traía entre manos: prender fuego a Kioto, organizándose en lugares estratégicos para acabar definitivamente con el orden del shogunato. Comandados por Hijikata, los rebeldes fueron heroicamente destruidos en lo que hoy se conoce como Incidente Ikedaya, llamado así por la posada que éstos utilizaban como punto de reunión. A raíz de este suceso, muchos guerreros se alistaron en el cuerpo de shinsengumi.

Sin embargo, hay cierta controversia en cuanto a si los ishin shishi realmente se proponían quemar la ciudad, o simplemente fue una invención de sus captores para ganar fama y respeto. Este incidente ha sido utilizado en numerosas ocasiones por la cultura popular como un episodio célebre que ensalza a los shinsengumi.

Bibliografía
“Shinsengumi: The Shogun’s Last Samurai Corps. Romulus Hillsborough

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