Eroguro: una obscenidad tan japonesa como el sushi

Cuando hablamos de eroguro, hablamos de un pastiche de elementos estéticos, todos ellos (sin excepción) políticamente incorrectos y deliberadamente salvajes. El eroguro, un palabro que encapsula “erótico-grotesco-absurdo” forma parte desde hace generaciones del núcleo de Japón, el mismo Japón de la sensibilidad refinada y formas encorsetadas, y que ha invadido el resto del mundo con una fuerza imparable.

Violaciones de tentáculos. Cabezas cortadas engalanadas y peinadas. Espíritus que aparecen durante el coito para atemorizar a los amantes.

Te parecen imágenes enfermizas, ¿verdad? Forman parte de la tradición japonesa: ‘El sueño de la mujer del pescador’ es el archiconocido ukiyoe de Hokusai y data de 1814, ‘La vida enmascarada del señor de Musashi’ se titula una novela incomparable que escribió Tanizaki en 1935; el yokai conocido como takkaonna es un monstruo del imaginario folclórico cuyo origen se remonta al siglo XVIII. Estas y muchas más son las raíces del eroguro, una corriente que nace de lo más profundo de la esencia nipona, y que se está convirtiendo en un objeto de admiración, estudio y fascinación.


Hace unos años hubiese parecido inconcebible que un libro como Eroguro: Horror y erotismo en la cultura japonesa se publicase en España. Satori, la editorial de referencia para publicaciones japonesas en España, ha querido sentar cátedra una vez más en España: el tema tratado, el enfoque expuesto y la cantidad de autores que participan en él hacen que sea un tomo insólito e interesante a rabiar. Capitaneados por Jesús Palacios (Fotogramas, La luna de Madrid, Hollywood maldito) una mente con amplia capacidad analítica del audiovisual, los colaboradores Daniel Aguilar, Rubén Lardín, Iria Barro Vale y Germán Menéndez Flórez vuelcan el conocimiento en su especialidad: literatura, cine, manga, ilustración… para estudiar el fenómeno eroguro desde todas las aristas posibles.

Ilustración clásica de una takkaonna (Toriyama Sekien)

Nombres como Juzo Unno, Edogawa Rampo, Junji Ito, Takashi Miike, Shintaro Kago o Shion Sono son analizados en el libro con el contexto en el que vivieron, su obra de fondo y la influencia que recibieron y ejercieron en su generación, desde un inicio popular en los inicios de la era Meiji hasta el desmelene en el nuevo milenio, pasando por la censura de la época militarista de preguerra. Japón ha evolucionado mucho, y de manera muy drástica en los últimos dos siglos, y el eroguro es un síntoma de la cultura japonesa que ha crecido con esas circunstancias.

Lo importante de la brutalidad sexual de un cómic de Shintaro Kago, por poner un ejemplo, puede parecer, en un primer vistazo, como un intento de salirse de lo establecido de manera soez. Cuando ponemos la lupa encima y observamos con mente abierta, descubrimos que hay una imaginación desbordante, las historias se cuentan de manera innovadora con fórmulas narrativas y pictóricas diferentes que enriquecen el ya de por sí prestigioso panorama del cómic japonés.

Lo mismo ocurre con las gamberradas cinematográficas de Takashi Miike, quien no puede dormir sin una nueva película en la cabeza. De Miike se podrá decir que es irregular en su filmografía, un efecto colateral de su altísima tendencia a experimentar, en particular, con lo sangriento y absurdo. Es importante comprender por qué jugar con los límites de la censura y el buen gusto es importante para hacer avanzar el arte, y el eroguro en su más amplia definición cuenta con esa cualidad.

‘Imprint’, de Takashi Miike

Además del amplio ensayo ya señalado, el tomo incluye tres relatos editados por primera vez de Junichiro Tanizaki, Edogawa Rampo y Juzo Unno; también incorpora varios apartados de ilustraciones en los que se incluyen tanto grabados japoneses tradicionales como creaciones de nueva mano de artistas actuales. En definitiva, esta “biblia de lo grotesco” es un ejemplar sin igual, que celebramos por su originalidad y magnífico contenido.


Eroguro: Horror y erotismo en la cultura japonesa

Autores: Jesús Palacios, Daniel Aguilar, Rubén Lardín, Iria Barro Vale y Germán Menéndez Flórez

Ilustradores: Miguel Ángel Martín, Sandra Uve, Félix Ruiz, Albert McTorre, Suki, Pablo Morales de los Ríos y Lolita Aldea

Editorial: Satori

Año: 2018

Formato: Papel

 

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