Está más o menos aceptado que el manga -y por extensión el anime- se mueve en una ambientación única y utiliza mecanismos narrativos que no encajan en otros formatos audiovisuales. En otras palabras: está repleto de clichés.
Parecía magia. Recargabas tu barra de energía, te alejabas un poco para estar a salvo de un ataque imprevisto y lo hacías. Lanzabas un kamehameha. Pero ahí no acababa todo, porque tu adversario aún podía detenerlo y entonces los dos […]