Vida, muerte, vida, muerte. El ciclo vital de todos los seres vivos permite su pervivencia, pero también configura su existencia. La muerte está enraizada en nuestros miedos, nuestras creencias y modos de pensar; da sentido a la violencia, da valor al amor. ¿Qué ocurre entonces con la eternidad, con la ruptura del ciclo?
Es difícil atreverse a hablar sobre ‘To Your Eternity’, manga publicado recientemente por Milky Way en España. Situando brevemente el contexto, estamos ante una obra de Yoshitoki Oima, autora de la aclamada ‘A Silent Voice’, un manga sobre la fragilidad de la infancia y la incertidumbre de la madurez. Escasa semejanza temáticas hay entre ambos títulos. El ánimo para reinventarse totalmente -una cualidad valiosa en el manga- convierte a ‘To Your Eternity’ en un diamante en bruto.
Puedo decir, tras mucha reflexión, que las primeras páginas de este manga son prácticamente lo mejor que he leído en muchos años. No es moco de pavo, no, sobre todo si tenemos en cuenta cómo funciona la industria del manga, en la que es casi imprescindible capturar al lector desde el primer capítulo; de lo contrario, la serie está condenada a desaparecer de manera prematura. Por suerte, puedes leer el inicio de ‘To Your Eternity’ en la web de Milky Way.
El manga arranca en un paraje nevado presentándonos a un misterioso ser capaz de introducirse en el cuerpo de un lobo que, cuando muere, es capaz de sanar sus heridas y resucitar en cuestión de segundos. Este extraño personaje sin nombre dota a su anfitrión de la vida eterna y de algún modo, absorbe una parte de su esencia en el proceso. Tras merodear por los montes nevados encuentra a un chico, que sobrevive como puede en soledad, dentro de una cabaña en lo alto de la montaña. Pronto, el chico será su nuevo anfitrión.
Las ochenta páginas del primer capítulo nos narran el desesperado viaje del chico para abandonar la montaña, que en otros tiempos fue su hogar, pero ahora no es más que un páramo hostil y helado. Las alucinaciones del chico y la autosugestión que sufre son indicativos de la tortura psicológica que le ha causado la rotunda soledad en la que se encuentra. Las connotaciones budistas de ‘To Your Eternity’ son evidentes. Hay ecos de la reencarnación, el karma y por supuesto, el espíritu.
Pasada la apertura de la historia, el ritmo cae, se ralentiza. Otros personajes entran en la trama. Personajes que, de la misma manera, están sumidos en un limbo existencial aunque en la superficie no lo parece. ‘To Your Eternity’ maneja con maestría el drama que sufren sus personajes: no lo oculta, pero tampoco lo vende a bajo precio. El desarrollo de la historia es bastante incierto, hasta el punto de que nunca sabemos si estamos en el hilo principal o en una subtrama. La problemática de sus personajes parece secundaria, y la existencia del ser inmortal se mantiene en el fondo. Pero ¿qué es realmente lo secundario? ¿acaso en la vida hay subtramas?
Por su naturaleza y ambientación fantástica, ‘To Your Eternity’ tiene un marco narrativo perfecto para indagar en cuestiones existenciales con cierta flexibilidad. Pero eso puede dar como resultado un hilo argumental con altibajos. La propuesta de Oima es valiente, de eso no hay duda. Se intuye una maduración importante en su habilidad narrativa, buscando nuevos retos, aunque le resultará difícil quedar a la altura de su anterior gran obra y, para qué negarlo, las comparaciones son odiosas. Pero si hay algo que necesita el manga hoy en día es precisamente eso: valentía.