El fūrin es una campanilla de viento típica japonesa muy popular en los techos de los hogares más tradicionales. Tiene una larga historia oriental pero también occidental; aunque en la tierra del sol naciente se convirtió en todo un símbolo.

Como otros tantos elementos de la costumbre japonesa, el fūrin ( 風鈴, traducción literal de campanilla de viento) fue llevado a Japón desde China por los monjes budistas en la antigüedad. Sin embargo, existen muestras de campanillas de viento occidentales de época romana, con diseños bastante distintos a los orientales. Lo que es común en todo momento histórico es que se le atribuía un significado místico: ahuyentar a los malos espíritus.

Al principio se fabricaban de cobre y se asociaba su característico sonido al golpear el viento con tranquilidad y sosiego. Se empezaron a fabricar también de cerámica e incluso madera, en función de dónde se colocaran. Más adelante, cuando en Japón se aprendió a trabajar sobre vidrio (periodo Edo), se convirtieron en un símbolo más de decoración del hogar, especialmente en época veraniega, puesto que evoca frescor y naturaleza. Es habitual encontrar estas campanillas en las terrazas o balcones de las casas, y por supuesto también hay muchos en los innumerables templos a lo largo de todo Japón.
Pero también en una especie de instrumento musical. Se colocan muchos fūrin juntos; los diferentes sonidos se articulan minuciosamente para formar hilos de sonidos armónicos. Se han utilizado también en composiciones musicales e incluso en los videojuegos. A continuación dejamos unos vídeos para que disfrutes con la elegancia de estas campanillas japonesas.
El famoso compositor de videojuegos Koji Kondo utilizó furin para una canción en Super Mario World: