‘La chica de los cigarrillos’: el gekiga como relato costumbrista

El cómic es testigo y testimonio de su época, consciente o inconscientemente para su autor. A pesar de que el manga y sus estándares ocupan la inmensa mayoría de la escena japonesa actual, no conviene olvidar todo aquello por lo que ha pasado este gran arte durante su vida. ‘La chica de los cigarrillos’ llega al español como un verdadero revulsivo de la historia del cómic adulto japonés.

Ficha de la obra

chica-de-los-cigarrillosLa chica de los cigarrillos

Autor: Masahiko Matsumoto

Traducción: Yoko Ogihara, Fernando Cordobés

Editorial: Gallonero

Formato: Papel

Año: 1974 (JP), 2016 (ES)


Reseña

Cuando todo lo que inunda las estanterías de la sección japonesa de cómics está casi en su totalidad inundado por las series modernas, descubrir un tomo como ‘La chica de los cigarrillos’ de Masahiko Matsumoto entre la multitud es una sorpresa bien sorprendente a la par de agradable. Simplemente con hojear el dibujo y los diálogos de la obra uno percibe rápidamente ese aroma ya extinto que combina la temática costumbrista adulta con la ingenuidad, procedente de un mundo cambiante que ya no existe.

El tomo incluye once relatos cortos y uno largo que representan en buena medida la habilidad del autor para desmarcarse de la corriente infantil y adolescente del cómic, pero además sirven como ventana hacia una sociedad japonesa que aún estaba en proceso de abrirse y madurarse. El lenguaje visual que desprenden las viñetas muestra a personajes profundamente sensibles que son constantemente vapuleados por lo que les rodea, un mundo que en ocasiones ni siquiera comprenden.

Las infidelidades, el libertinaje, la inconsciencia juvenil, el sexo… todos estos temas se encuentran en el limbo de la sociedad, repletos de tabús pero no por ello exentos de la realidad. Matsumoto recrea escenas características de lo que le rodea, pero en ningún caso lo hace en un tono deliberadamente pesimista o dramático; él simplemente es un retratista que a través de sus dibujos añade una pizca de humor genuina. Por supuesto, no faltan las onomatopeyas, tan características de la comedia gráfica japonesa.

La obra de Matsumoto es amena, divertida y ágil; con pocos recursos consigue contar historias breves que nos transportan a un Tokio ya lejano, más encorsetado en sus maneras, pero también por eso más fascinante. En última instancia, recurre a las raíces del formato que utiliza, en el que se trata de expresar con el lápiz una historia sencilla, verosímil y con la que cualquiera puede sentirse identificado.


Conclusiones

‘La chica de los cigarrillos’ es un símbolo de su era, cuando el cómic japonés estaba aún madurando y las corrientes alternativas para adultos empezaban a florecer. Las viñetas de Matsumoto son entrañables, de un humor al mismo tiempo japonés y universal, al atajar todos aquellos tabúes y miedos de la sociedad a través de un dibujo sencillo y cómico.

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