Obubu, el auténtico té japonés

El té es un elemento imprescindible en la tradición japonesa. Las tierras del país del sol naciente son de las mayores productoras de té del mundo, contando entre sus cosechadores a los granjeros de Obubu, una pequeña compañía afincada en Kyoto.

obubuAunque es originario de China hace más de 5 milenios, poco tardarían los japoneses en convertir el té en un elemento primordial de su cultura y su costumbre gastronómica cuando llegó a sus tierras. Considerado como una bebida refinada, terapéutica, casi mágica; el té se convirtió en una forma de entender la vida en Japón. La ceremonia del té (茶道) es un acto enraizado en el carácter japonés, una forma de crear un ambiente de serenidad, de transmitir sentimientos a través de la preparación minuciosa y milimétrica de la infusión del matcha.

La semana pasada pudimos disfrutar en Madrid y Barcelona de un acercamiento muy especial al té japonés. Matsumoto-san y Simona-san aterrizaron en Madrid el 28 de septiembre con su bandera de Obubu (おぶぶ), preparados para dar a conocer su particular visión del té.

Jaszuharu Macumata (Matsumata Yasuharu) japán teatanár, teafarmer a budapesti Hamami teaházban tartott előadása előtt, 2013. szeptember 30-án
Matsu-san

Gracias a la izakaya Hattori Hanzo, que facilitó su salón de té para la ocasión, los dos recién llegados desde Kyoto nos obsequiaron con su exquisito té en Madrid. Su caja, con 50 kilos de té de distintas variedades recorrerá toda Europa durante un mes, impregnando de tradición y sabor japoneses varios países europeos como Francia, Italia o Alemania.

Matsumoto-san (Matsu para los amigos) es el vicepresidente de Obubu. Pero, cuidado, él es sólo uno más de la familia de Obubu. Tanto él, como el presidente, como todos los miembros de Obubu trabajan en la granja de té, cuidando y recolectando las hojas: el sentido colectivista japonés está muy presente en toda la cosecha.

Matsu-san empieza a preparar el té, concentrado, como si estuviese en su casa mientras suenan de fondo los Yoshida Brothers. Mientras, Simona-san, lituana de nacimiento pero japonesa de espíritu, pasa a explicarnos por qué el té japonés es especial, y cómo Obubu ha entrado a formar parte de su mundo. Se trata de una empresa de tan solo seis miembros, además de los jornaleros que ayudan temporalmente a cosechar el té.

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Simona-san

Dicen querer que el té japonés llegue al gran público, revitalizando el interés mediante la educación. También quieren crear una gran comunidad de aficionados al té… y no sólo lo quieren como una idea, sino que proponen algo más: Internships o centros de internamiento para que, quien quiera estudiar, trabajar y disfrutar el té, viaje hasta sus granjas a hacerlo con sus propias manos. Todos están invitados.

Sin embargo, Matsu-san y Simona-san han venido a hablar de té. Inmediatamente después de presentarse, nos ofrecen el té para que lo preparemos en nuestra mesa.

¿Cómo prepararlo? La forma de preparar el té japonés y darle el sabor adecuado es todo un arte, pero también es cuestión de gustos. Por supuesto, nos dicen cuál es la temperatura ideal a la que infusionar el té: cada variedad tiene la suya. Lo mismo ocurre con el tiempo de infusión. Nos dan a probar sencha, hojicha, matcha… cada uno de ellos tiene un sabor particular y una cantidad interminable de matices. A mí, personalmente, me encantó el kabuse sencha, un té verde que sabe a naturaleza, dulce y suave.

Después de dos horas de hablar y probar té, Matsu-san anuncia: “hasta aquí ha llegado nuestra fiesta de té de hoy. Estoy triste de que haya acabado tan pronto”. Me acerco a él, le doy las gracias por la experiencia de hoy, y por darnos a probar sus productos de manera tan amable. Me pregunta que cuál es el té que más me ha gustado. Le digo “kabuse sencha” y amplía su afable sonrisa.

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Máquina cosechadora de té
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El equipo Obubu y varios visitantes
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Campos de té nevados

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