Hubo un tiempo en el que la espada no era el arma principal del guerrero japonés, y durante gran parte de la historia, no ha sido el más usado. Esa posición la ocupa el arco, el instrumento clásico de la guerra a distancia utilizado en todas las civilizaciones del mundo; en el caso de Japón, con una serie de características únicas que lo convierten en un interesante artefacto de estudio.
Ver artículo: Armamento samurai
El arco japonés o yumi (弓) destaca en la historia militar por su extraordinaria longitud, alrededor de los dos metros, y su forma asimétrica. Al igual que ocurre con las armas de filo niponas la artesanía más elegante se combina con una intachable eficacia. Su refinamiento y perfección a lo largo de varios siglos le otorgan un estatus especial, si bien su configuración ha sufrido pocos cambios significativos de diseño. Fue un instrumento esencial en la guerra japonesa durante sus periodos más sanguinarios, en particular al tratarse de un país tan aislado del exterior y en consecuencia con poca tendencia a desarrollar las armas de fuego.
Ya en la etapa previa al orden samurái (1185) el arco y las flechas eran un arma básica para el combate, mucho más utilizada que la espada. De tiempos muy remotos, en el periodo Yayoi (250 a.C. – 330 d.C.) se sabe que el yumi adquiere su forma asimétrica, una característica particular cuya razón de ser originaria es incierto. Aun así, varios historiadores coinciden en la razón por la que esa característica se ha mantenido hasta el día de hoy: facilitar el disparo a lomos del caballo. Curiosamente, el diseño del arco chino es el convencional, es decir, simétrico: el artesano trabaja el material para equilibrar ambos extremos del arma para darle un acabado equilibrado. Como todo elemento de la cultura china también llegó a tierras japonesas, pero no logró reemplazar al yumi, cuyo diseño a priori menos elaborado se impuso.
El paso de los siglos añadió complejidad y sofisticación a la fabricación del yumi, cuyos materiales principales son la madera y el bambú, con un remate opcional de piel en la empuñadura para su mejor ergonomía, mientras que la cuerda es de cáñamo. Es interesante descubrir que la técnica utilizada en el siglo XVI es prácticamente la misma que la que se utiliza hoy en día para la práctica de tiro con arco en Japón, salvo que hoy también se fabrican de material sintético para abaratar costes y facilitar el mantenimiento.
El famoso espadachín y teórico de las artes marciales Miyamoto Musashi indica, en su obra ‘El libro de los cinco anillos’:
El arco también se adapta al campo de batalla para llevar a cabo cargas y retiradas estratégicas; es excelente en las batallas a campo abierto, porque puede dispararse rápidamente y de inmediato contra las filas de los lanceros u otros. Sin embargo, es inadecuado para asediar un castillo y para situaciones en las que el adversario se encuentra a más de doscientos metros.
Como bien apunta Musashi, el arco es un elemento eminentemente estratégico. No es tan importante tener muchos y buenos arqueros, como posicionarlos de manera astuta y oportuna en el campo de batalla. La fuerza de arqueros a menudo era la más numerosa, especialmente en lo defensivo, ya que pueden disuadir al ejército invasor de cargar con ferocidad y causar un número importante de bajas.
Se trata también de un arma cuya efectividad depende del tipo de terreno. Es muy importante partir con ventaja y que los arqueros aliados no queden expuestos; asimismo deben de ser organizados con habilidad para aprovechar los lugares inflamables como un bosque y utilizar la punta de la flecha como antorcha, acotando a su vez la movilidad del ejército. Se utilizaban también las flechas silbadoras, un tipo especial de proyectil ahuecado cuyo objetivo es quebrantar el ánimo del enemigo o falsear las intenciones.
Continúa Musashi:
Una de las virtudes del arco consiste en que podéis ver el trazado de las flechas que disparáis, lo cual es bueno. Parte de lo inadecuado de un arma de fuego es que no puede verse la trayectoria de las balas. Habría que considerar esto con atención.
Es bien conocido que el arco se siguió utilizando tras la llegada de las armas de fuego como el arcabuz japonés o tanegashima. Aunque la utilización del tanegashima fue decisiva en determinadas campañas -es popular el inteligente uso que Oda Nobunaga hacía de ellas-, este tipo de armas nunca sustituyeron al arco propiamente.
Fuentes:
Kyudo: The Essence and Practice of Japanese Archery. HIDEHARU ONUMA, DAN.