Los grabados o ukiyoe eróticos, denominados shunga, son una corriente del arte pictórico que estuvo en auge durante los siglos XVII, XVIII y XIX, es decir, buena parte del periodo Edo en el que el shogunato Tokugawa regía Japón. Con épocas de mayor y menor tolerancia gubernamental hacia este tipo de trabajos artísticos, los shunga han llegado hasta nuestros días como un testimonio histórico insólito de las costumbres, fantasías e imaginaciones sexuales antiguas.
El sueño de la mujer del pescador. Katsushika Hokusai (1814)
Probablemente el shunga más famoso por su autenticidad. Hokusai, autor del archiconocido grabado ‘La gran Ola de Kanagawa’ plasmó en esta ocasión una estampa difícil de olvidar en la que el sexo es algo más que un placer entre humanos.
El placer oral estaba a la orden del día. En este curioso grabado, el miembro masculino aparece de un tamaño exagerado, algo muy habitual en el shunga. La mujer pide a su amante detenerse por tratarse de algo «sucio», a lo que él contesta «¿Sucio? De ahí es de donde venimos…»
El ukiyoe fue, en su sentido más amplio, un material educativo.
¿Y por qué no educar en posturas sexuales? El kamasutra japonés no tiene nada que envidiar.
Un hombre que lo desease y tuviese la suficiente capacidad económica, podía permitirse ser satisfecho por varias mujeres. Incluso quizá alguna de ellas fuese su esposa.
Ellas también pueden recibir placer a lo grande, ¿por qué no? Este ukiyoe, pintado en algún momento del siglo XVII, pone de relieve que podían invertirse los papeles.
Katsukaga Shunsho (siglo XVIII)
¿Exagerada broma o astuta representación de la mente promisuca? Nunca lo sabremos, pero sin duda, es un grabado que no deja indiferente, y que recuerda a la manera de dibujar a algunos monstruos del folclore (bakemono).
El sexo homosexual entre mujeres se podía llevar muy lejos. El uso de consoladores no era extraño, y como en este grabado, a veces se utilizaban para emular al hombre y añadiendo crema para facilitar la penetración.
La prestación o alquiler de material shunga con fines lucrativos o educativos era común, pues ser descubierto con posesión de este tipo de arte podía resultar en una sanción por parte de la autoridad.
Este grabado, emitido durante la guerra ruso-japonesa, representa el sexo entre hombres en el contexto bélico, que podría entenderse como una metáfora de la superioridad militar japonesa (que ganó la guerra), como el abuso de poder violento nipón… o quizá como el amor entre hombres de distinta patria.