Leyendas del haiku: Kobayashi Issa

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De los grandes maestros de la historia del haiku, Issa ha sido de los más tardíos en ser reconocido. Su poesía es cercana y cálida, ciertamente humanista; características que le hacen merecedor de una posición diferencial en las letras japonesas.

Kobayashi_Issa-PortraitKobayashi Issa (1763-1827) fue contemporáneo de Buson, el segundo gran maestro de la historia del haiku, y que sentó las bases del haiku más estético y pictórico. Issa contaba 20 primaveras al fallecer Buson, pero la obra del venerable poeta no le llegaría a influenciar directamente. Issa quedó huérfano de madre en su infancia, y desde entonces su vida fue cada vez más difícil junto a su familia en Kashiwabara, de humildes agricultores. Nunca llegó a tener buena relación con su madrastra ni con su hermanastro, que trataban de apartarle de su hogar.

Por suerte para él, pronto conocería el haiku, que interiorizó como una vía de escape a sus penas e inquietudes. Se cuenta que a sus nueve años hubo un festival tradicional, al que todods los niños acudieron con sus preciosos kimonos a jugar. Issa tuvo que asistir con su ropa de diario, vieja y maltrecha, lo que causó el rechazo de los demás niños. En ese momento, Issa se acercó a un pequeño gorrión y cantó:

Vente a jugar conmigo,

gorrión sin padres.

Ya a sus catorce años, Issa partió de su pueblo natal hacia Edo (actual Tokio) enviado por su padre. Allí empezó a labrarse su independencia económica y, sobre todo, a componer haiku de manera constante, con una originalidad y autenticidad que le caracterizarían, marcando una nueva pauta estilística. Es un caso raro el de Issa por no ser un discípulo como tal, ni tener un maestro que le sirva de empuje, y quizá es por eso por lo que su obra es tan especial.

Tras pasar veinte años en Edo y empezar a ganar prestigio, su padre murió, rompiendo su familia y permitiendo que años después pudiera volver a su hogar en Kashiwabara. Se casaría con una joven, con la que tendría cinco hijos; que sin embargo fallecieron todos a edad bastante temprana. Este dramático suceso, como tantos otros, le serviría también para expresar su realidad de forma poética.

El rocío se desvanece;

en este sucio mundo

nada tengo yo que hacer…

Para la mayoría de poetas japoneses clásicos, su vida y su obra no tienen una conexión tan directa como en el caso de Issa. Él, al tomar el haiku como arma de reafirmación y de rebeldía de sus experiencias, y no ser un mero espectador de la naturaleza, no fue plenamente aceptado como compositor de haiku en su época. Fue años después, probablemente tras el influjo humanista de las tendencias occidentales que comenzó en la era Meiji, cuando se reconoció a Issa y se le colocó junto a otros célebres autores como Bashō o Buson.

Sin embargo, la obra de Kobayashi Issa es bastante amplia, pero siempre destaca por su simplicidad e inmediatez. Se le califica muchas veces como un poeta tierno, pues tiene cierta tendencia a reflejar la inocencia a través de imágenes de animales.

Se presenta

ante el respetable público

el sapo de este matorral…

Por supuesto, Issa también se adapta a los cánones del haiku clásico de vez en cuando. Por eso podemos ver en ocasiones el sentido de estacionalidad.

Bajo la flor de té

juegan al escondite

los gorriones…!

Y no son pocos los haiku en los que Issa apela a la infancia, un espíritu de niño que parece que nunca abandona.

Con la nieve que se derrite

está el pueblo rebosante

…¡de niños!

De alguna manera, Issa “vulgariza” el haiku para conseguir imágenes más humanas, pero que nunca carecen de belleza. Se respira vida en su poesía, y eso le hace merecer una posición privilegiada en la historia de las letras japonesas.

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Doodle dedicado a Issa

Información y traducciones de Fernando Rodríguez-Izquierdo, en El haiku japonés

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