Hasta 1952 en Japón, existía una ley que prohibía la práctica de artes marciales durante la ocupación estadounidense. Cuando esta ley se levantó, se fundó la Zen Ken Ren. En aquel entonces, la nueva generación de japoneses desconocía (en términos generales) los katas y prácticas de espada que estaban al cargo de los Koryu (o escuelas antiguas de artes marciales, que generalmente albergan técnicas para diferentes armas), muchas de las cuales desaparecieron a lo largo del período Meiji. En este contexto, la Zen Ken Ren reúne a un grupo de maestros de diferentes escuelas tradicionales de iai (con especial peso la escuela Muso Shinden Ryu) con la intención de crear un programa que enseñase los conceptos elementales del iai y facilitase la introducción a las técnicas de espada a los practicantes de ken.
La primera versión de este programa (a finales de los sesenta) está compuesta por siete katas, se añadieron otros tres katas en los ochenta, y finalmente (la versión que se mantiene en la actualidad, con pequeños cambios en los katas) añade dos katas más en el año 2000, haciendo un conjunto de doce katas en total, bajo el nombre de Sete Iai. Los Katas son los siguientes:
1- Mae
2- Ushiro
3- Ukenagashi
4- Tsuka-ate
5- Kesagiri
6- Morote-tsuki
7- Saponguiri
8- Ganmen-ate
9- Soete-tsuki
10- Shihogiri
11- Sogiri
12- Nukiuchi
Los katas pueden dividirse, principalmente en dos grupos: Katas de suelo y katas de pie. Del primero al tercero son katas que comienzan y terminan en una posición de suelo (aunque el practicante se levante en la realización del kata), más concretamente Mae, Ushiro y Ukenagashi en Seiza (postura de rodillas con una separación entre ambas rodillas de un puño aproximadamente y espalda recta) y Tsuka-ate en una postura llamada Tateiza en la que la pierna derecha está levantada y ligeramente inclinada hacia afuera y uno debe sentarse cuidadosamente sobre el pie izquierdo. Esta postura, como curiosidad (y aún siendo una de las más difíciles de adoptar para los principiantes) se dice que era una postura de relajación en el Japón antiguo, llegándose a adoptar en contextos casuales como tomar el té o comer.
Del quinto kata (Kesaguiri) al doceavo (Nukiuchi) comienzan, se realizan y acaban de pie. En cada uno se practican cosas diferentes, como cortes en distintas posturas, posiciones y defensas. En Ukenagashi, por ejemplo, es el único kata en el que se envaina de forma diferente, y es que la forma de envaine es el que utilizaba un Kaikasu (ayudante en el ritual de Seppuku, o suicidio). En Soete-tsuki se practica un tipo de corte estocada que sale desde la cadera ayudándose de la mano izquierda que guía la hoja apretándola suavemente desde arriba (evidentemente el lado que no corta) y su desarrollo supone un contexto en el cual el practicante es sorprendido por un atacante escondido a su izquierda. Puede pensarse que la dificultad del kata depende de su posición en la lista, pero no es así, si bien los katas se aprenden en orden, Mae (el primer kata) es de los más completos de toda la serie, y su refinamiento es un trabajo constante incluso en danes. El aprendizaje de Sete Iai requiere paciencia y autocontrol puesto que, una vez memorizadas las bases de los doce katas, el trabajo del practicante consiste en depurar cada detalle del kata, incluyendo elementos tales como la intención, la mirada o la respiración.
A la hora de trabajar Sete Iai hay que tener en cuenta no sólo la técnica, si no la presencia. A la hora de sentarse salvo que el maestro indique lo contrario, el practicante debe sentarse en Seiza. También (dependiendo de la disposición de la clase) frente al Kamiza, y los saludos siempre son de frente a éste. Del mismo modo, a la hora de inclinarse para el saludo, debe mostrarse respecto, que no sumisión, así que es importante no dejar que se vea la nuca.
Dado que es un arte dedicado a la espada, también exige un trato respetuoso hacia ésta. Lo más corriente es que se comience a entrenar con un bokken, y es común crearse la idea (errónea) de que el bokken no es un arma. Aunque se utilice como espada de entrenamiento previa al uso de un Iaito y posteriormente un Shinken, el bokken es un arma más, y además será nuestra acompañante en la práctica de un arte marcial. Nunca debe usarse para apoyarse sobre él como un bastón, y en el caso de que haya un parón en mitad de la práctica, debe colocarse con la punta hacia abajo por respeto a los compañeros y al maestro. El saludo al Kamiza con el sable debe ser siempre colocando la parte de la hoja que corta mirando hacia el lado contrario del kamiza (hacia nosotros si es en horizontal, hacia el suelo si es en vertical) y a la hora de reposar el bokken en el suelo al sentarnos, debe dejarse en el lado derecho con la parte de la hoja que corta mirando hacia nosotros. Si se coloca en el lado izquierdo y con la parte de la hoja que corta hacia afuera puede interpretarse como un gesto hostil del practicante, dado que está en posición de cogerla para atacar.
Al comienzo de la clase se hace un saludo específico que además dispone la espada para su uso en los katas (atar el sageo o cuerda de la funda, colocar el sable en el cinturón u obi, y la posición para comenzar Mae). Al final de la clase también se saluda, y se dispone el sable para finalizar la práctica (deshacer el nudo del sageo, retirar el sable del cinturón y levantarse). En ambos casos la distribución de la clase es, Enfrente del kamiza, el maestro y la siguiente línea, sus alumnos ordenados en función de rango y experiencia, de forma que el kohai (alumno de menor rango y tiempo) se sitúe a la izquierda de su senpai directo, o alumno con más experiencia.
La práctica del Iai, desde la perspectiva que yo he vivido en los últimos dos años, centra su atención en comprenderse a uno mismo y su interacción con el sable y su contexto. Sin duda, en mi caso, creo que me ha permitido comprender mejor mi relación con el bokken, y a notarlo con más naturalidad en su uso. A parte de crear un vínculo con el arma y (gracias a su insistencia en los detalles) control de técnica en cortes, requiere desvincularse del exterior y practicar la conciencia en el presente (aquí es donde entraría el concepto de Zen) para poder centrarse en la práctica y su contexto. Antes de adentrarse en la práctica de este arte marcial, uno debería aceptar el precepto de que no es sólo una actividad en la que pasar el tiempo, sino que requiere un esfuerzo de adaptación e interés marcial, puesto que aunque no hay un enemigo tangible, si existe una intención inherente.