Taiheiki, la Gran Pacificación

Un episodio insólito en la trayectoria de la familia imperial japonesa es la división de la corte en dos ciudades: la del norte y la del sur. La Gran Pacificación es la crónica de la extinción de la corte del sur tras el salvaje conflicto acaecido durante el alzamiento del emperador Godaigo contra el shogunato de Kamakura, regentado por el clan Hôjô.

La Gran Pacificación (太平記, Taiheiki)
Traductor: Twiggy Hirota, Carlos Rubio, Akihiro Yano
Editorial: Trotta
Año: 2016
Formato: Papel
 
Desde que Minamoto Yoritomo estableciese un gobierno militar de facto en 1185, la corte imperial japonesa perdió su poder real quedando relegada a un segundo plano. El dominio militar, orquestado por el shogunato, trataría de ser derrocado por algunos emperadores, siendo uno de los más memorables el Emperador Godaigo. Representando la división del país en dos mitades -la mitad del este salvaje, con disciplina militar, y la corte del oeste refinada, con veneración a las tradiciones-, ‘La Gran Pacificación’ es una gran epopeya histórica que narra de manera excepcional este periodo de guerras y serias crisis de valores. Estos sucesos se ubican en la primera mitad del siglo XIV.

 
El prólogo de la edición de Trotta, maravillosamente preparado por Carlos Rubio para introducir al lector a esta lectura tan históricamente valiosa como densa en su contenido, nos permite entender todos los antecedentes de un Japón en el que la figura del samurái que hoy conocemos cobra una importancia fundamental. La obra supone, en cierto sentido, una exaltación del bando del Emperador Godaigo, que hace frente al despiadado shogunato y sufre las sangrientas repercusiones.

 

Grabado del Emperador Godaigo
Dividido en once libros -unas cuatrocientas páginas en total-, la obra viaja por las intrahistorias de numerosos personajes de este periodo, entre los que se encuentran el propio Godaigo, cuyo penoso destierro a la remota isla de Oki es narrado en un pasaje; la aparición épica de Kusunoki Masashige y su espectacular capacidad como estratega; o la infiltración del príncipe Moriyoshi en tierras lejanas en búsqueda de partidarios de su causa. La historia discurre, en efecto, a través de varios puntos geográficos en los que se entretejen los acontecimientos.
 
Al tratarse de literatura clásica japonesa encontramos, como es habitual, numerosas referencias a la historia china e incluso japonesa. Los protagonistas del relato entienden el carácter cíclico de la historia y su valor didáctico, razón por la cual la narración se dispersa a menudo. Lo mismo sucede con el budismo y sus expresiones particulares japonesas, omnipresentes en las reflexiones de los personajes de proceder cortesano o religioso.
 
La impresionante estatua de Kusunoki en el Palacio Imperial
 
Puesto que es una narración tan ambiciosa y se aborda desde tantos focos -incluyendo batallas, intrigas, dramas personales y citas históricas-, su ritmo narrativo es bastante dispar, con episodios de gran intensidad y mucha acción, otros de mera exposición y algunos más introspectivos. Pero sin género de duda, ‘La Gran Pacificación’ contiene algunos capítulos verdaderamente emocionantes tanto a nivel narrativo como por su interés histórico.

 


‘La Gran Pacificación’ reconstruye un momento esencial en la historia japonesa y es razonablemente competente en la tarea. Resultando muy didáctico, sabe sumergir al lector en la época salvaje y sofisticada del Japón samurái en sus inicios. La edición viene redondeada con prólogo, unos apéndices de cronología, numerosas notas de traducción y mapas, que junto a la tapa dura la convierten en un notable trabajo editorial.

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