‘Shogun: La vida de Tokugawa Ieyasu’, sobre el mayor estadista japonés

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Hablar de Tokugawa Ieyasu es hablar sobre una figura esencial en la historia japonesa. Guerrero, general, diplomático y político, Ieyasu fue el tercero y último unificador de Japón, asentando con su mandato un régimen estable e inteligente que permanecería durante más de 250 años. Gracias a la traducción de la obra de A. L. Sadler por Satori, la apasionante vida de este personaje ya no guarda secretos para nosotros.

Ficha de la obra

1477399541-cub_shogunShogun: La vida de Tokugawa Ieyasu (Maker of Modern Japan: The Life of Tokugawa Ieyasu)

Autor: A. L. Sadler

Traducción: Fernando Álvarez Rodríguez

Editorial: Satori

Formato: Papel

Año: 1937 (UK), 2016 (ES)


Reseña

A. L. Sadler es uno de los historiadores más prestigiosos sobre oriente. Su compilación histórica de la vida de Tokugawa Ieyasu, junto con otras obras de carácter más amplio, son el producto de una mente estudiosa y con experiencia docente en el Japón de la era Meiji tardía. Su trabajo de investigación y traducción son ecomiables.

Para entender la relevancia de esta obra hay que comprender el alcance del personaje. Durante un periodo de guerras constantes e intensas -producto de un país muy dividido durante décadas- llamado periodo Sengoku, Oda Nobunaga comenzó a unificar el país bajo un mandato férreo y una astucia militar sin precedentes. Cuando Nobunaga comenzaba a ganar poder, Toyotomi Hideyoshi se contaba entre sus generales más capaces, al mismo tiempo que Tokugawa Ieyasu se levantaba como un pequeño terrateniente prometedor.

Ieyasu, que al principio sólo tenía media provincia, consiguió dominar todo Japón hacia el final de su vida. Par ello tuvo que lidiar con Nobunaga y Hideyoshi aunque también con muchos otros señores importantes como Kenshin, Masamune, Shingen, Hosokawa…, en ocasiones mediante el enfrentamiento pero también a través de alianzas; no dejó de beneficiarse del trabajo de unificación realizado por los demás, pero en ningún caso su epopeya puede considerarse fruto del oportunismo: fue un líder extremadamente hábil y carismático.

-Si el problema fuera únicamente Masamune -observó-, yo mismo iría y llegaría a un acuerdo con él, pero allí hay cerca de un millar de hombres. Y no son unos hombres cualquiera, estos son duros e inflexibles, unos soldados que resistirán hasta el fin, y que tienen la determinación de no abandonar su provincia ni de entregársela a nadie. Por supuesto que puedes despreciar sus sentimientos si así lo deseas, sin embargo lo mejor sería que los respetases.

Después de considerarlo un rato HIdeyoshi, decidió seguir el consejo de Ieyasu. La gratitud de Masamune no conoció límites y en el futuro sería un gran partidario del señor Tokugawa.

Si pudiéramos resumir a Ieyasu en una palabra ésa sería prudencia. Al señor Tokugawa nunca le faltó paciencia y cabeza fría para afrontar los desafíos. Por ejemplo, en una ocasión se le ordenó matar a uno de sus hijos, a lo que accedió sin miramientos. Todas sus decisiones diplomáticas y militares siempre tenían detrás un sólido plan, como cuando decidió aliarse con Nobunaga -firmando así uno de los acuerdos más duraderos y fiables de su época, caracterizada por las traiciones- manteniendo habitualmente un status quo en la política que le sirvió para granjearse progresivamente apoyos por todos los rincones del país.

Ieyasu dejó tras de sí una familia numerosa, y políticamente útil. […] Sus esposas eran my parecidas, ya que una era hija de Sekiguchi, y la otra hermana de Hideyoshi, y con ambas se casó no por interés personal, sino por alianzas políticas, de tal modo que tanto él como sus nueve hijos y tres hijas no tenían eso que nosotros llamamos vida familiar. Ieyasu consideraba a las mujeres meros sirvientes y las usaba a su antojo.

La revisión de Sadler no sólo alude a la campaña militar de Ieyasu: también incide en su labor como gestor del imperio y como líder espiritual. Cuando consiguió el poder, su habilidad para mantenerlo y asegurar el mandato de su familia durante las siguientes generaciones no conoce igual en toda la historia japonesa. Su amplia red de influencias y su extensa familia, junto con la proclamación de leyes que afianzaran la seguridad de sus dominios, hicieron que su legado a día de hoy sea realmente meritorio.

A pesar de ser un volumen ciertamente espeso, en la mayoría de pasajes A. L. Sadler sabe contar la historia con buena mano, señalando sucesos que a priori son intrascendentes, como anécdotas y personajes poco relevantes, pero consiguiendo así un relato fiel de la época y de todo lo que rodeaba a Ieyasu. En última instancia, sabe ser imparcial y resaltar los claroscuros del mandato Tokugawa, apuntando qué hechos tienen mayor o menos veracidad.


Conclusiones

La obra de A. L. Sadler es verdaderamente interesante. La figura de Tokugawa Ieyasu es ya de por sí fascinante mirada desde lo alto, pero cuando se conocen los detalles se convierte en apasionante. ‘Shogun: La vida de Tokugawa Ieyasu’ es una biografía necesaria e imprescindible para el estudio de la época más trascendental de la historia japonesa.

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