Pensamiento japonés

‘Seraph of the End’ y la dicotomía del vampiro

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Los vampiros siempre son un reclamo, y como temática para los mangas shonen nunca van a faltar -nos guste o no- pese a que van evolucionando con el tiempo. Seraph of the End (también conocido como Owari no Seraph) intenta combinar la inocencia del shonen con la crudeza del mundo vampírico, pero en un género tan explotado y con tantos -y tan prescindibles- nombres, ¿vale la pena?

A veces sólo hace falta que un manga tenga un éxito moderado para que consiga un anime con extraordinarias visuales y voilà: tenemos franquicia. Es el caso de ‘Seraph of the End’, un manga en producción desde otoño de 2012, con 11 volúmenes a sus espaldas. Editado por Shueisha y publicado en la Shonen SQ, es una serie claramente dirigida al público adolescente pero que también tiene algunos ingredientes interesantes para una audiencia algo más madura.

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El mundo está dividido en dos facciones: los vampiros y los humanos. Ambos están en una guerra permanente por cuestiones que al principio parecen evidentes: el argumento comienza  absolutamente maniqueísta, otorgando a los vampiros el rol de malos de la película, mientras que los humanos –entre los que se encuentra el protagonista Yui y su mejor amigo, Mika– tratan de escapar de ellos y de su ansia devoradora de sangre humana, sin la cual no podrían sobrevivir.

Lo cierto es que el manga se toma con calma lo de presentarnos el universo, que no deja de ser el típico post-apocalíptico en el que los humanos están recluidos en sus bastiones y cuentan con un ejército de defensa en el cual el protagonista tiene la suerte -o desgracia- de ir a alistarse. Yui se alista en la armada, mientras que su mejor amigo termina en el bando contrario, apresado por los vampiros. La historia se bifurca así en dos caminos, uno en el bando de los humanos y otro en el de los chupasangre. Ocasionalmente conoceremos cómo avanza la trama en cada facción mediante otros personajes secundarios.

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Que ‘Seraph of the End’ contiene una buena dosis de clichés es indiscutible. En particular, parece tomar prestadas varias ideas argumentales de ‘Ataque a los titanes’ -como tantos y tantos mangas de los últimos años, ya lo decíamos aquí-, que no vamos a desvelar para no dejar al lector con el argumento totalmente triturado, pues guarda algunas sorpresas agradables. Como que, por ejemplo, la trama cada vez es menos maniqueísta, y tanto los humanos como los vampiros empiezan a mostrar un lado oculto que complica el conflicto ético.

Sin embargo, hay que concederle a ‘Seraph of the End’ un halago por su elaborado diseño y dibujo, uno de los más depurados que podemos encontrar en estos últimos tiempos. La ambientación, pese a su escasa originalidad –un bando de estética neojaponesa y otro de estética victoriana, con un transfondo distópico- resulta ser muy vistoso. Es un reclamo más que evidente para el público con ganas de un manga de supervivencia y acción.

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Primer tomo (Japón)

La temática de vampiros está sobreexplotada en el manga. ‘Seraph of the End’ no aporta nada especial a la misma, pero al menos construye una historia que va madurando conforme pasan las páginas, tras un comienzo bastante infantil. Acaba de llegar a España (publicado por Norma Editorial) y si sigue con esta evolución quizá sea entonces un manga mucho más consolidado; un shonen de los que lentamente se transforman en seinen con éxito.

Hay que decir que a la trama no le tiembla el pulso para ponerse violenta y con escenas sangrientas que ponen a los vampiros -pese a su apariencia amigable- en una posición terrorífica. Estos seres son capaces de apresar a niños pequeños para drenarles la sangre; su fuerza y resistencia son miles de veces mayores a las de una persona. Sin embargo, los chupasangres no son los únicos que infunden terror.

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