Luz brillante: aprendiendo a vivir

Con una sensibilidad extraordinaria, una sencillez abrumadora y una sinceridad aplastante por su colosal intensidad, Kaori Ekuni nos propone una reflexión sobre los estándares impuestos por la sociedad y sobre nuestro derecho a decidir cómo y con quién queremos vivir.

Luz brillante

Autor: Kaori Ekuni

Editorial: Funambulista

Género: Narrativa

Año: 1991 (JP), 2017 (ES)


Kaori Ekuni nació en Tokio en 1964, y se ha convertido en una de las escritoras más valoradas dentro y fuera de Japón. Hija del poeta y ensayista Shigeru Ekuni, se graduó en literatura japonesa por la Universidad Femenina de Mejiro. A su regreso de EE. UU., donde cursó un año de estudios, comienza una fulgurante carrera profesional que la lleva a ganar los más prestigiosos premios de las letras japonesas: en 1987, Premio de literatura infantil Pequeño Cuento de Hadas (por La historia de Kusanojo); en 1989, Premio Fémina (por 409 Radcliffe); es en 1992 cuando recibe el Premio Murasaki Shikibu por Luz brillante (Kirakira hikaru, きらきらひかる), que, como otras de sus novelas, sería adaptada al cine y televisión. Posteriormente, llegarían el Premio Naoki, por la antología de relatos Estaba preparada para llorar (2003), el Premio Kawabata por El perro y la armónica (2012) y el Premio Tanizaki por Salamanquesas, ranas y mariposas (2015).

Kaori Ekuni, autora de “Luz brillante”.

Escritora prolífica, pues cuenta en su haber con una profusa producción que no solo se limita a narrativa, sino que también abarca literatura infantil, poesía y ensayo, Kaori Eiko llega a nuestras librerías de la mano de la editorial Funambulista, que nos presenta una de sus obras más emblemáticas en una delicadísica edición en la que la imagen de cubierta, titulada Los que duermen y el que vela por ellos, del pintor prerrafaelista Simeon Solomon no es casual, pues esconde un doble significado. La primera interpretación más obvia es la de que ilustra de manera metafórica y preñada de nostalgia al trío amoroso que protagoniza la novela de Ekuni. Además, como la propia autora confiesa, el título del cuadro de Solomon inspira el de uno de los capítulos de su novela, aunque no es el único cuyo título toma de una obra pictórica (el otro, si cabe, aún destila más poesía: «Tú, que siembras estrellas»). No obstante, la selección del pintor tampoco resulta accidental, pues Solomon no ocultó su homosexualidad en una época (mediado el siglo XIX), en la que era considerada delito y por la que terminó penando. Porque Luz brillante es la historia de un amor poco habitual que no encaja en los cánones sociales ortodoxos y en el que la homosexualidad se alza como uno de los ejes sobre los que gira su núcleo narrativo.

“Por qué tenía que ser todo tan complicado si lo único que yo quería era proteger nuestra vida en pareja? Desde el principio me había parecido claro que ninguno de los dos tenía nada que perder al casarnos y compartir nuestras vidas. Irónicamente, hasta que me casé con Mutsuki, nunca se me había ocurrido pensar que tuviera yo nada que proteger”.

Los protagonistas principales de Luz brillante son Shoko y Mutsuki. Ella es traductora de italiano y él, médico. A ojos de todos los que les rodean son una pareja bien avenida de felices recién casados. Pero esta aparente normalidad esconde un secreto: Shoko sufre una profunda depresión que la ha abocado al alcoholismo; Mutsuki es homosexual y su verdadera pareja es Kon, con quien mantiene una relación desde hace años. No obstante, las presiones familiares y sociales han forzado a este joven matrimonio a una vida de farsa, a mantener una relación que no es otra cosa que una mera fachada. Sin embargo, a pesar de todo, un sincero amor une a esta pareja en la que la vida conyugal es compartida y aceptada de manera totalmente consciente no entre dos, sino entre tres personas. A todas luces, no es una relación entendida a la manera ortodoxa. Es por eso que, cuando todo salga a la luz, chocará con lo que las respectivas familias y la sociedad entienden como “normal”.

Luz brillante se nos presenta desde la doble perspectiva del narrador múltiple, pues son Shoko y Mutsuki quienes se alternan en poner voz a su historia, una historia en la que afloran sentimientos desgarradores que nos adentran en las entrañas de ser humano: soledad, angustia, desdicha, desvalimiento, nostalgia, asfixia, ausencia, ansiedad, desconcierto, abatimiento, confusión, azoramiento… pero, sobre todo, nos encontramos ante una historia de amor, de un amor sincero y profundo que, a pesar del sufrimiento, no entiende de límites, sino de entrega, compromiso y comprensión.

“Una vida improvisada e inestable, al borde del fracaso, pero que se mantiene en pie solamente gracias al amor de la pareja protagonista”.

Kaori Ekuni escribió Luz brillante en 1991. Sin embargo, a pesar de que han pasado casi tres décadas desde que viera la luz, uno diría que mantiene toda su vigencia en una sociedad como la japonesa, en la que la tradición y la presión social tienen tanta fuerza aún hoy en día. Se yergue, así, como piedra de toque para una cuestión social tan sensible como la que plasma a lo largo de sus páginas, un canto a la libertad en la elección de a quién se ama y cómo se ama.

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