Pensamiento japonés

GameCube: la añoranza de la Nintendo de vieja escuela

Se cumplen 15 años del lanzamiento de Nintendo Gamecube en Europa, la consola de sobremesa que continuó el legado de Nintendo 64 y sirvió como punto y aparte antes de la revolución de Wii. Tras todo este tiempo para reflexionar y conociendo ya las tendencias que ha seguido la industria de los videojuegos, ¿cómo ha quedado GameCube de cara a la historia?

Empezaba el siglo XXI, y con él, la «generación de 128 bits» de consolas. Dreamcast y PlayStation 2 se disputaban un mercado incierto, pero en el que existía un claro favorito. La máquina de Sony había arrasado en la generación anterior, estableciendo varios estándares y creando una filosofía potente en la que la cantidad y calidad de juegos estaban por encima de todo lo demás. Cuando llegó GameCube, sucesora de una Nintendo 64 «para nintenderos», era difícil imaginar que le fuese a hacer competencia a una Sony muy poderosa que llevaría la batuta durante muchos años.

Sin embargo, la estrategia de Nintendo fue clara y sencilla: Juegos marca Nintendo de calidad, potencia gráfica y a buen precio. Tan solo dos años tras la salida de la máquina, ya podía comprarse a un módico precio de 99€, convirtiéndose en la opción más económica de la tienda, con una selección de «Player’s Choice» -llamados ahora Nintendo Select-, juegos alabados por la crítica a mitad de precio, entre los que se encontraban, por ejemplo, Smash Bros. Melee o Starfox Adventures. ¡Casi nada! sin duda, hacía las delicias de aquel nintendero, que de nuevo disfrutaba de una máquina técnicamente superior a sus competidoras. Juegos buenos, bonitos y baratos, ¿qué puede fallar?

Minidisc de Super Smash Bros. Melee

 

La innovación, máximo estandarte de la gran N, no estuvo desaparecida ni mucho menos. Los bongos del Donkey Konga, el micrófono de Odama o el premonitorio sistema de doble pantalla de The Legend of Zelda: Four Swords Adventures con la GameBoy Advance, adeltantado unos cuantos años a WiiU. Estos sistemas, sin embargo, no fueron más que juguetes puntuales, mostraban a una Nintendo con miedo a lanzar innovaciones fuertes y todavía muy aferrada a lo tradicional, aún ensayando con las tecnologías del futuro.

Bastante más innovador fue el catálogo en cuanto al diseño de juegos. GameCube es sin duda la máquina con la que las sagas clásicas de Nintendo dieron un giro de concepto. Super Mario Sunshine junto al experimento del AQUAC; The Legend of Zelda: Wind Waker con El Gran Mar y la estética cell-shading; Metroid Prime como un juego de aventura en primera persona; o Pokémon Colosseum como entrega más oscura y transgesora de la serie. Sólo por citar cuatro ejemplos ilustrativos. Todos estos títulos, recibidos con ciertas suspicacias en su momento, se han erigido como puntos de referencia sobre los que han evolucionado sus respectivas franquicias.

Para muchos, GameCube fue un fracaso de consola. Y en el sentido más comercial, así fue. Se queda como 3º consola más vendida de su generación, sólo por delante de la catastrófica Dreamcast de Sega. Definitivamente, la cúbica consola de Nintendo no fue atractiva para la gran masa. Y, echando la vista atrás, es interesante comprobar la contradicción en la que muchos aficionados y analistas caen actualmente, cuando exigen a Nintendo que se concentre en sus sagas insignes y en ofrecer un nivel gráfico a la altura de las demás, tal y como hizo en GameCube…, a la vista de su descalabro.

Nintendo aprendió en la era de los 128 bits que para tener éxito no puede vivir enteramente de sus clásicos por el mero hecho de ser clásicos. En su catálogo encontrábamos muchos nombres ya extintos como F-Zero, 1080º, Battalion Wars, Wario World… y muchos otros que pasaron sin pena ni gloria y hoy se han convertido en intachables, como Animal Crossing, Pikmin, Luigi’s Mansion o Fire Emblem. ¿Significa esto que las entregas de la Cube fueron peores? Ni muchísimo menos. Simplemente, su público no es suficiente para hacer competencia.

Ventas de consolas durante su vida útil en Estados Unidos

La compañía de Kyoto sabe, pues, que sus buques insignia tienen una «base» de seguidores fiel que siempre va a estar ahí y a la que le conviene satisfacer. Pero también es consciente de que en la mayoría de los casos forman parte de un nicho, y que por lo tanto no son suficientes para adueñarse del mercado. La filosofía que ha reinado durante las siguientes dos generaciones, en Wii y WiiU, ha sido bastante explícita al respecto, buscando un nuevo público… pese a que en ocasiones ha descuidado a su legión de seguidores clásicos más de la cuenta.

Este descuido no sólo consiste en dejar de lado muchas sagas clásicas, algunas sin ninguna entrega desde hace lustros, como ocurre con F-Zero, 1080º, Donkey Kong o la saga Wars. Significa también sobreexplotar a sus títulos más exitosos. Super Mario o Pokémon han tenido una y dos entregas por año, una cantidad de lanzamientos jamás vista en la compañía durante toda su vida. No ha sido hasta la llegada de Pokémon Go y Super Mario Run que la tendencia ha empezado a cambiar.

A día de hoy, muchos títulos de GameCube se están relanzando en las consolas actuales, levantando mucho más revuelo que el que tuvieron en su día. La versión HD de The Legend of Zelda: Wind Waker es un buen ejemplo de ello. La máquina cúbica no pasará a la historia como una de las grandes; lo hará como una incomprendida que no cuajó en el mercado a pesar de ofrecer todo aquello que tiempo después demandan muchos fans.

The Legend of Zelda: The Wind Waker HD

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