Por qué hace falta más anime como ‘A Silent Voice’ (Koe no katachi)

El manga ‘A Silent Voice’ de Yoshitoki Ōima recibió su versión animada y fue lanzada, para su infortunio, al mismo tiempo que ‘Your name’ (Kimi no na wa), la película anime más taquillera de todos los tiempos, lo que eclipsó notablemente sus posibilidades. Aun así su éxito ha sido considerable por su tratamiento de la infancia, la adolescencia y la crítica a la sociedad que elabora.

El sentido de la vida

‘A Silent Voice’ (聲の形, koe no katachi) empieza sus dos horas de duración de manera descorazonadora. El protagonista, Ishida, deja su trabajo, vender sus posesiones y pagar todas sus deudas. Toma el camino hacia un puente, en el cual decide acabar con su vida. En el último momento algo hace “clic” en él. ¿Por qué no afrontar su angustia vital en lugar de acabar con todo? Para ello, tendrá que remontarse a su infancia…

En una clase de primaria entra una nueva alumna y ante la fascinación o curiosidad de los alumnos… la alumna se presenta a sí misma con un cuaderno en la mano. Escribiendo todo lo que no puede decir debido a su falta de oído, consigue comunicarse con los que serán sus compañeros de clase. Poco tarda Nishimiya, la pobre niña recién llegada, en empezar a sufrir acoso. Las niñas le insultan, los niños le pegan, y en general, toda la clase se ríe de ella.

«la uniformidad del colectivo es lo más importante, si te encuentras fuera de lo socialmente considerado como “estándar” vas a sufrir por ello»

Ser marginado por ser diferente es una lacra en los colegios. En Japón, particularmente, el deseo de homogenenidad a veces se lleva hasta extremos terroríficos: la uniformidad del colectivo es lo más importante, si te encuentras fuera de lo socialmente considerado como “estándar” vas a sufrir por ello. En la mente inmadura de un grupo de niños con poca sensibilidad por el prójimo puede resultar devastador. Nishimiya cambia de colegio, y desde entonces, ha vivido apartada de la sociedad.

Enmendar los errores del pasado

La película afronta con dureza la oscuridad latente en cada uno de nosotros en el personaje de Ishida, pero es positiva y cree en la redención. Después de abortar su intento de suicidio, el protagonista decide volver a poner su vida en marcha, aunque con un pesimismo que no desaparece: ¿cómo se puede uno reincorporar a la sociedad después de haber sido expulsado de ella?

Curiosamente es habitual encontrar amistad entre los “parias” de la sociedad. Tienen en común algo mucho más fuerte que aquellos que siguen al pie de la letra las convenciones sociales, y es precisamente no querer adherirse a la hipocresía y falsedad necesaria para mantener vivo un colectivo. Ishida encuentra la manera de confiar en alguien que, a su vez, era un marginado como él, aunque por distintos motivos.

Entonces llega el día en el que Ishida y Nishimiya se reencuentran. Ella, asustada y él, paralizado, apenas saben qué decir. Su relación unos cuantos años después no se parece en nada a la de su infancia. Quieren ser amigos, pero no saben si es lo adecuado. ¿Cómo podemos saber qué ha quedado de nosotros tras el paso de los años en la otra persona? Ishida tiene que enfrentarse a negativas, tortazos e insultos en su dura trayectoria a restaurar su buena imagen. ‘A Silent Voice’ también nos dice que el acosador merece tener una oportunidad para el perdón.

Entre otras cosas, el lenguaje de signos aparece muchas veces durante la película. Aunque Nishimiya puede comunicarse mediante la escritura, los signos son la manera natural de entenderse, y no solo eso, sino también de establecer un vínculo más fuerte. En una de las escenas más enternecedoras, el chico junta las manos para explicarle a Nishimiya que quiere ser su amigo. Un gesto tan simple que significa tanto.

El suicidio de la palabra

El deseo de acabar con la vida de uno mismo es una desgracia más habitual de lo normal en Japón. La sociedad japonesa es exigente, presiona al individuo hasta el límite y le impregna la sensación de culpabilidad con facilidad. Cuando ‘A Silent Voice’ habla del suicidio lo hace de manera quizá demasiado ingenua, pero retrata una realidad. Los adolescentes se ven sometidos a un régimen difícil de reglas y conforme cada persona crece en ese entorno, las carencias que arrastre serán cada vez más difíciles de satisfacer. Eventualmente, el suicidio es una opción, o en su defecto, vivir como un hikikomori o un sintecho -una comunidad más grande de lo que parece en Japón- lejos de toda expectativa vital.

Cuando ‘A Silent Voice’ habla del suicidio lo hace de manera quizá demasiado ingenua, pero retrata una realidad

Cuando la película trata el suicidio decide cortar la barrera que suele estar presente en el anime, y que le distancia de la realidad actual, para atreverse a llegar a los corazones de los japoneses directamente. Es un tema del que hay que hablar, y al que es necesario ponerle solución, y emplear el manganime para ello merece una ovación, especialmente si se hace con el tacto que tiene ‘A Silent Voice’.

A diferencia de ‘Your Name’, esta película retrata un Japón más puro, más realista, aunque por el camino no deja de incluir todos aquellos elementos característicos que tan atractivas hacen a las grandes cintas de animación japonesa para el público occidental, como el festival del tanabata o la contemplación del cerezo. De cualquier modo, estamos ante una nueva obra que ha elevado un poco más los estándares de la animación.

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